Opinión

La inconveniente tendencia a olvidar

Por: Diario Concepción 12 de Marzo 2018

En la mitología griega, Mnemosine, la hija de Urano y Gea, era la diosa de la memoria y madre de las nueve musas, las diosas protectoras de las artes y las ciencias, sus nombres perduran en nuestra cultura dos y medio milenio más tarde; Melpómene, Clío, Terpsícore, ese grupo de preciosas, cada una a cargo de algo.

Para los griegos, esto era lógica pura, porque la memoria era para ellos la fuente principal de la inspiración de escritores, artistas, filósofos y hombres de ciencia. Sin memoria, tendríamos que andar por la vida en estado permanente de improvisación, naciendo de nuevo a cada día. Ortega y Gasset, comentaba que los hombres se diferenciaban de los tigres porque el hombre, al despertar, se hacía cargo del pasado, del presente, del futuro, suyo y el de sus relaciones, más la historia colectiva del hombre, en cambio el tigre tenía que empezar a ser tigre todos los días, desde el principio, sin memoria.

Lo contrario de tener memoria es tener amnesia, al agregar el prefijo griego “a”, que significa “sin”. Sin la diosa de la memoria, el olvido. Para el olvido, en general, está lo que es negativo, desagradable o doloroso, solemos hacer ese truco con lo que nos molesta en el pasado, con tanta eficacia, que en contraste con el recuerdo de las buenas cosas, éstas últimas aparecen como las únicas que ocurrieron.

Todo tiempo pasado se percibe entonces como mejor que este presente revuelto con incertidumbres, problemas y dolores, junto con esperanzas, logros y felicidades esporádicas, sin pensar que el pasado tuvo igualmente sombras. Hay que hacer un auténtico esfuerzo para recordarlas, o se idealiza un pasado que no fue para nada ideal no siempre el pasado fue mejor- no sea cosa que nos equivoquemos de nuevo.

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