Opinión

La uniformidad de las extravagancias

Por: Diario Concepción 06 de Marzo 2018

Algo hay de esto en el reino animal, verse más lindo que los demás, solo que con variaciones relativas al sexo, ya que en este caso son los machos los que suelen ser más coloridos. En nuestra especie, las descripciones de los antropólogos son clarificadoras, para no molestar a nadie, es mejor andar por ahí mirando tribus exóticas que no se molestan en leer publicaciones indiscretas.

El material de observación; indios de tribus locales- en selvas no aptas para novicios-, aunque pocos, mostraban abundantes muestras de la necesidad  de identificación, los conocedores sabían de quienes se trataba, por los tatuajes, dientes esculpidos, pinturas de guerra, orejas con aditamentos varios-  lo que hablaba muy bien del departamento de estética de la tribu en cuestión- y el prolijo respeto a la reglamentación vigente.

No ocurre solo en algunos sectores limitados, Meso América aparece como un lugar particularmente rico en recursos de esa naturaleza, con el propósito de cambiar el aspecto corporal, desfigurándolo, o más bien, con más respeto, rediseñándolo, cambios que importan, a veces, mutilaciones nada de despreciables. Los motivos son muchos; marca de raza, agrupación, cultura, religión, estatus o sencillamente para verse más bonitos  o para facilitar determinadas actividades, por ejemplo, tener dientes muy afilados si uno se va a dedicar a la antropofagia.

Un colmillo de jabalí atravesando  la nariz fue un prolegómeno de los piercings contemporáneos y las marcas, de los tatuajes invasivos de nuestras estrellas futbolísticas, las pinturas de guerra, de los laboratorios de cosmética, con propósitos similares. En cualquier caso, algo muy determinante le hace falta a quien tiene que  ponerse de todo para sentirse en paz consigo mismo.

 

                   PROCOPIO

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