Opinión

Cómo: el gran desafío del gobierno electo

Por: Diario Concepción 18 de Diciembre 2017

Por Rafael Pastor
Director Escuela de Derecho, U. Central

Tony Blair afirmaba en una entrevista el 2013 que la diferencia entre ser oposición y gobierno es bien sencilla. En la oposición uno se levanta todas las mañanas preguntándose “¿Qué voy a decir?”, en cambio en el gobierno uno se pregunta “¿Qué voy hacer?”. Ambas realidades son bien diferentes pero muy necesarias para la Democracia.

No cabe duda que ser oposición es mucho más fácil que ser Gobierno. Todo gobierno busca la adecuada concreción de ciertos impactos públicos por diversos medios, para los que debe necesariamente recurrir a nuestra dispar y algo envejecida administración pública para darle operatividad al ciclo de las políticas públicas, como también gestionar la provisión de la defensa nacional, salud, justicia, entre otros.

Ahora bien, no cabe duda que los problemas públicos que enfrentará el nuevo gobierno serán extraordinariamente complejos y por ende requerirán de soluciones (productos y servicios) que exigen insumos cuyo origen son mucho más intersectoriales que en el pasado. Políticas como la protección de la infancia (reforma al Sename) o la misma reforma educacional son buenos ejemplos de esta necesidad.

Lamentablemente existe una tendencia entre los políticos en conceptualizar el ciclo de la política pública como un proceso lineal y secuencial formado por etapas claras y distintas. No obstante, la realidad nos muestra que las políticas públicas no se encuadran exactamente dentro de esta clasificación, y responden más bien un proceso iterativo, ‘poco claro’ y sin reales divisiones, vale decir, se trata de un proceso caracterizado por un flujo constante de toma de decisiones, asimetrías de información, costos de transacción , instancias de veto, y negociaciones de poder.

Asimismo, debe tenerse presente que los políticos, legisladores y muchos expertos tienden a darle más importancia al diseño y evaluación de las políticas públicas (el “qué”) que a su implementación (el “cómo”). Contrario a lo que pasa en el sector privado, las personas más calificadas en el sector público por lo general prefieren estar en el diseño o la evaluación de las políticas públicas que ser parte del engorroso proceso de su implementación.

Si el próximo gobierno desea realmente lograr los resultados que se ha propuesto, debe por tanto tener presente estos hechos y poner toda su energía para mejorar la gestión e implementación de sus políticas, lo que en definitiva implica abocarse más al rigor del ‘cómo’ que al glamour del “qué”.

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