Existe la fuerte posibilidad que la fe en las encuestas haya sufrido un severo golpe bajo la línea de flotación. Se ha hecho realidad un comentario de la política victoriana, cuando hace un par de siglos clasificaba las faltas a la verdad; en tres grupos: mentiras piadosas, las malditas mentiras y las estadísticas.
Por lo tanto, la noticia aparecida no hace mucho informando que una nueva encuesta permitiría que los chilenos expresaran su opinión sobre el mejor producto en el mercado, no produce un desbordado entusiasmo, por la validez de sus resultados, que serán recibidos con un saludable escepticismo.
En fin, para hacer honor a nuestra fama de copiones, desde octubre se encuentran personas trabajando en la consulta a los consumidores de todo Chile, de esa manera, más de 9.000 chilenos votarán de manera online por el Producto del Año 2018, determinando así cuáles son los nuevos productos de consumo masivo más innovadores del mercado local.
Los ganadores recibirán un galardón que será entregado por primera vez en nuestro país, a fines de diciembre, replicando una tendencia que existe hace tres décadas en el resto del mundo y tendrán derecho a usar en sus empaques y en la comunicación del producto el distintivo “POY”, por su sigla en inglés Product Of the Year, lo cual asegura que el producto en cuestión es una recomendación de consumidor a consumidor.
Es para quedarse pensando que responderíamos si una llamada telefónica nos pidiera la opinión, para la generación de nativos digitales sería de fácil despacho; el último dispositivo tecnológico, para todo el resto puede que sea más complejo, dependiendo de edad y género, aunque los antiarrugas y estimuladores capilares tienen una razonable posibilidad, siguen estando al debe.
PROCOPIO