Por Danny Monsálvez Araneda
@MonsalvezAraned
El gobierno ha lanzado una campaña para que los ciudadanos concurran a votar el 19 de noviembre. Como no podía de ser otra forma, la oposición salió a criticar la medida. Al respecto ¿dónde está lo malo o negativo que el gobierno realice este llamado? Lo peor o criticable sería que el Ejecutivo fuera indiferente ante el desinterés que existe por parte de los ciudadanos por participar de las elecciones.
La convocatoria a sufragar no es simplemente el acto de ir y marcar por un determinado candidato; aquel ejercicio tiene un trasfondo mayor, especialmente en la actual coyuntura. En ese sentido, dos son los fundamentos centrales que sustentan la importancia de ir a sufragar el domingo 19.
En primer lugar se trata de votar para respaldar un proceso de cambios y transformaciones que ha impulsado, con bastante dificultad, el actual gobierno. Por lo tanto, no votar por aquellos candidatos o sectores, que han impulsado, apoyado y defendido las reformas, conlleva hipotecar la continuidad de los cambios, pero sobre todo entregar la idea de legislar a quienes se han opuestos a los avances en materia de igualdad y derechos de las personas.
Un segundo aspectos dice relación con concebir el voto como una herramienta ética, el cual contribuya a dignificar la política y nuestra democracia. Cuando usted vota, no solamente está entregando una cuota importante de confianza y credibilidad a algún diputado, senador o Core, también implica compartir o estar de acuerdo con los valores, ideas, prácticas y visión de sociedad que tiene ese candidato.
En ese terreno, ¿da lo mismo votar por alguien vinculado a prácticas de financiamiento irregular de la política?, ¿da lo mismo votar por alguien que tienen practicas reñidas con la ética?, ¿da lo mismo votar por alguien que se opone a la igualdad de derechos de las personas o que antepone sus convicciones religiosas cuando legisla?
Indudablemente no da lo mismo, por eso es tan importante votar no solamente para avanzar en mayores derechos sociales, sino también para sumar un componente ético al voto y así dignificar la política. Por eso el votar es como un juego de espejos, donde usted y la ciudadanía se miran y se preguntan sobre lo que quiere construir como sociedad.
En consecuencia, el camino está bastante claro. Quiere seguir siendo cómplice y responsable de la poltronería, malas prácticas, la denostación, denigración de la democracia, la banalización de la política, de discursos, prácticas excluyentes, intolerantes y de quienes se han opuesto de manera contumaz a los avances sociales y políticos o bien con su voto se convierte en participe y actor de los cambios, transformaciones, el ennoblecimiento de la política y de mejorar nuestra democracia, especialmente de Concepción y el Bío Bío.