Opinión

De generación dorada a “generación gastada”

Por: Diario Concepción 04 de Septiembre 2017

Me sorprende leer que Matías Fernández podía fichar en México. De inmediato, pensé en el Mati como un jugador del pasado. Recordé con nostalgia sus goles en el Superclásico, la rabona contra Huachipato, el día en que se pasó a todo el plantel de O’Higgins. Como si el tipo fuera parte de la revista vieja en el velador. Pero es su momento y les llega a todos, como hace poco a Valdivia, que hoy se luce pisándole la pelota a San Luis y metiendo pases entre líneas con Palestino. Con eso, aún le alcanza para vestirse de rojo.

No seamos ciegos por voluntad propia. La misma defensa que paramos con Paraguay no es la misma de hace tres años. Solo se repiten los nombres, pero no las realidades. Isla y Medel eran piezas importantes en el Calcio, Beausejour y Jara estaban en la Premier. Ahora, los dos primeros están en la liga turca y los otros dos en Chile. No, necesariamente, con demasiado éxito. Los apellidos no han cambiado, porque siguen sin aparecer los nuevos o, tal vez, se le ha dado poco espacio a los Roco, Kuscevic o Maripán.

Vargas y Castillo meten goles en México. Cada nómina de la selección lleva más nombres de la liga azteca y menos de Europa. De ahí sacamos un día al “Choro” Navia y goleadores que de rojo jamás funcionaron, como Galaz, Mancilla o “Chamagol”. Un día queremos ser cabezas de serie mundialistas, al otro perdemos y damos por hecho que todos nos tomaron la mano. Que nuestro estilo ya no sorprende y la generación dorada vive su final. Nos vemos obligados a recurrir al veterano Paredes, no se sorprenda si mañana citan a Pinilla.

No es para alarmarse, pero otra vez volvimos a sacar cuentas. No tanto con los puntos, sino con el carnet de nuestras estrellas. Rusia será el último gran evento de esta generación brillante e inolvidable. Lo digo y no estoy descubriendo nada. Están gastados, pero eso no los hace menos temibles. Son más viejos, les cuesta un poco más. Bueno, a quién no. ¿Los vamos a matar por eso? ¡Por ser menos jóvenes! Creo que debiera ser al revés, porque cuando más cuesta tienes que dar el doble y hasta el triple para conseguir algo que antes te era sencillo. Y eso es lo que están haciendo. Sacándose la cresta, aunque a veces ya no funcione.

De pronto, recuerdo los últimos días de Marcelo Salas, más lejos del área, cuando ya había vuelto a Sudamérica con hartas lesiones en el cuerpo. Lo hicimos pebre. En su momento así fue, haga memoria. Que jugaba con el puro nombre. No sé usted, pero yo a estos cabros les saco el jugo hasta que les dé. Un día funcionará y otro tal vez no, pero da igual. No seamos malagradecidos, después que nos llenaron esa vitrina que no tenía ni un plato.

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