Los tiempos cambian, el lenguaje cambia, pero seguimos siendo los mismos. Lo que otrora se llamaba "la picardía criolla", hoy se le denomina "la cultura Winner".
La literatura chilena del siglo XIX, está plagada de historias de bandidos que, con astucia, picardía e intrepidez, se ganaron la simpatía del lector y sellaron su paso a la inmortalidad en la memoria chilena. En la novela histórica "Los Talaveras" de Liborio Brieba (1889), queda magistralmente descrita la picardía criolla; en muchos episodios del relato, la picardía se constituye en sí misma como un recurso válido y efectivo para lograr la independencia de Chile.
Doscientos años después, el dedo de Jara, nos hizo recordar que, la picardía criolla, sigue plenamente vigente en la cultura nacional. El 24 de junio de 2015, en partido válido por la Copa América, el defensa chileno Gonzalo Jara, a espaldas del árbitro, le metió el dedo en el ano al delantero de Uruguay Edinson Cavani. La reacción del futbolista charrúa, lamentablemente para él y su equipo, fue advertida por el árbitro. Fue expulsado y, a la postre, significó la eliminación de Uruguay de la Copa América 2015 y de paso concretar el primer triunfo continental en la historia de la selección nacional.
La viveza del chileno, sin embargo, no siempre está acompañada del aura que otorga el beneficio colectivo. En la cotidianeidad, el "Winner" busca obtener ventajas a costa del bienestar de los demás. Si a lo anterior, le sumamos su particular habilidad para victimizarse, queda configurado el perfil de uno de los estereotipos más despreciados por la sociedad chilena.
El manejo de la frustración personal; la búsqueda de oportunidades de triunfo fácil; el individualismo exacerbado; el desprecio a los valores de la sociedad; la propensión a vestirse con ropa ajena y la incapacidad de ponerse en el lugar de los demás, son algunos de los ingredientes que dan forma a este particular personaje.
Toparse con un "Winner" es más habitual de lo que se cree. Aprovechar cualquier oportunidad para saltarse la fila de espera de atención al público o avivarse en anticipar el uso de bienes públicos, como los estacionamientos, son algunas de las situaciones más evidentes y llamativas. Por regla general, se aprovechan de todas las oportunidades que la distracción, debilidad o error del otro, les genera. Este comportamiento, les permite acceder a beneficios que, de otra manera, les resultaría muy costoso de alcanzar.
Cuando se tope con ellos, sin perjuicio de tener que enfrentar el tedioso oportunismo con el que están imbuidos, mantenga la calma. Es muy probable que el "Winner" se victimice, descontextualizando su reacción y, al igual como le ocurrió a Cavani, usted se lleve la peor parte.