El ex presidente de Brasil, Luiz Inácido Lula da Silva, salió de la cárcel de Curitiba para declarar ante la jueza Gabriela Hardt en el Tribunal Federal de Paraná por un caso de corrupción.
Esta es la primera vez que el líder petista se presenta ante la justicia tras quedar encarcelado y además es la primera vez que se enfrenta a la magistrada que asumió el rol de Sergio Moro que ya confirmó que será ministro de Justicia del presidente electo Jair Bolsonarom (PSL).
De acuerdo al diario Folha do Sao Paulo la audiencia estaba programada para las 14.00 horas (13.00 horario de Chile), pero el ex mandatario llegó 10 minutos antes y el interrogatorio comenzó una hora después.
La audiencia es cerrada y sin trasmisión para los medios de comunicación.
Horas previas a su salida, un centenar de simpatizantes de izquierda que participan en una vigilia permanente a favor de Lula se congregó frente a la sede de la Policía Federal (PF) en Curitiba, donde su líder purga desde el 7 de abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de activos.
Por la mañana, el ex mandatario, de 73 años, recibió a sus abogados y al ex candidato presidencial, Fernando Haddad.
Se espera la llegada de diputados y senadores del PT, así como de grupos más nutridos de manifestantes antes del traslado de Lula hasta la sede de la Justicia Federal de Paraná ,en medio de fuertes medidas de seguridad.
En esta causa, Lula y otras 12 personas deben responder por el presunto beneficio de reformas pagadas por las constructoras brasileñas OAS y Odebrecht entre 2010 y 2014 en una hacienda en Atibaia, interior de Sao Paulo, de la cual sería el propietario real, a cambio de contratos con Petrobras.
La defensa de Lula mantiene su inocencia y asegura que la propiedad no le pertenece.
Según expertos, la sentencia difícilmente saldrá antes de un mes y lo más probable es que se dicte después de la feria judicial de fin de año.
En la condena a 12 años y un mes de cárcel que purga actualmente, Lula fue considerado beneficiario de un apartamento en la ciudad balnearia de Guarujá (costa del estado de Sao Paulo, sudeste), puesto a su disposición por OAS, igualmente a cambio de su mediación en contratos de Petrobras.
Lula enfrenta otros cuatro procesos, por corrupción pasiva, tráfico de influencias, lavado de activos o formación de organización criminal. En todos se declara inocente y denuncia una conspiración para evitar que vuelva al poder.