Humanidades

Pensamiento decolonial y descolonización cultural

Desde una crítica a las relaciones de poder que existen entre las sociedades, pueblos y culturas, a finales del siglo XX surgió el pensamiento decolonial, que propone debatir sobre las herencias de América Latina. Cuatro especialistas, conversan sobre los fundamentos de la decolonialidad y su persistencia en el pensamiento actual.

Por: Diario Concepción 10 de Octubre 2021
Fotografía: Archivo

Ximena Cortés Oñate

La cercanía del 12 de octubre nos enfrenta, cada año, a una discusión que, con el paso del tiempo, ha ido tomando más fuerza en toda la comunidad latinoamericana. El llamado Descubrimiento de América, ha marcado por siglos la figura de la colonialidad como configuración de poder, algo que desde la década de 1990 ha ido cambiando mediante un giro decolonial que se presenta como herramienta de transgresión o alternativa al proceso de la globalización.

Para la Doctora Cathereen Coltters, la conquista y colonización de América fue una empresa de dominación colonial justificada como proyecto civilizador y evangelizador, en la que se conjugaron la implantación de una primera forma de capitalismo global con formas de dominación y subordinación de la población originaria, a la que se categorizó racialmente para legitimar su sometimiento.

La académica e investigadora del Departamento de Español, Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción, señala que “dicho proyecto proporcionó las condiciones necesarias para que Europa se instalara como una potencia e impusiera sus ideales revestidos de un cuestionable carácter universalista; por lo tanto, el mal llamado `Descubrimiento de América´ fue clave en el proceso de consolidación del sistema mundo moderno colonial eurocéntrico”.

“La conquista y colonización de América fue una empresa de dominación colonial justificada como proyecto civilizador y evangelizador, en la que se conjugaron la implantación de una primera forma de capitalismo global con formas de dominación y subordinación de la población originaria”. Cathereen Coltters

En ese contexto, desde una crítica a las relaciones de poder, ser y conocer que existen entre las sociedades, pueblos y culturas, a finales del siglo XX surgió el pensamiento decolonial. Éste se posicionó en Latinoamérica en la década del 90, a través del colectivo modernidad/colonialidad integrado por autores latinoamericanos como Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Zulma Palermo, Mabel Moraña, Santiago Castro-Gómez, Enrique Dussel, Arturo Escobar, Fernando Coronil, Catherine Walsh, Ramón Grosfoguel, entre otros.

Ellos, sostiene la antropóloga Noelia Carrasco, cuestionan las jerarquías y la invisibilidad de los lugares de enunciación y de las lenguas en los territorios diversos y desiguales de América Latina y el Caribe.

La Doctora Carrasco, académica del Departamento de Historia y Directora del Programa de Investigación CIDESAL UdeC, señala que se trata de un pensamiento que nos ayuda a pensar desde las periferias. A partir de él, agrega, “se busca deshacer lo aprendido por el modelo occidental y abrirnos a otras formas de conocer, relacionarnos, comprender e interactuar. Es un pensamiento que fuerza a revisar e interpelar lo dado, especialmente aquello que se ha basado en principios de la modernidad que arbitrariamente negaron otras formas de conocer y vivir”.

“La persistencia de la colonialidad la encontramos en nuestros modos habituales de comprender y jerarquizar nuestras rutinas. Estas se encuentran definidas por la modernidad capitalista que domina y coloniza los mundos cotidianos sistemáticamente, por medio de la información, el consumo, la expansión tecnológica, el desarrollo económico, entre otros”. Noelia Carrasco

Desde Argentina, la Doctora María Elena Lucero sostiene que “el pensamiento decolonial implica una descolonización cultural y se propone debatir sobre las herencias coloniales en América Latina y sus repercusiones en el campo cultural, considerando las formas contemporáneas en que persiste la colonialidad como configuración de poder”.

Directora del Doctorado en Arte y Cultura Visual de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina), Lucero explica que los fundamentos teóricos e intelectuales del llamado giro decolonial “se remontan a autores como Franz Fanon, Aimé Cesaire o Aníbal Quijano (autor del concepto de colonialidad)”.

La decolonialidad, dice, “subvierte la colonialidad del poder y es el equivalente a una segunda descolonialización respecto a una primera encabezada en el siglo XIX por las colonias españolas (seguida por las dependientes del poderío inglés y francés en el siglo XX), limitada al plano jurídico-político. En el plano contemporáneo tiene una enorme injerencia ya que propone pensar la cultura como una trama que busca transformaciones reales y simbólicas en el orden étnico, racial, sexual, epistémico y de género”.

El pensamiento decolonial implica una descolonización cultural y se propone debatir sobre las herencias coloniales en América Latina y sus repercusiones en el campo cultural, considerando las formas contemporáneas en que persiste la colonialidad como configuración de poder”. María Elena Lucero

El investigador en teoría cultural contemporánea, Pablo Angulo, complementa señalando que “el pensamiento decolonial consiste en analizar críticamente la matriz colonial de nuestras sociedades latinoamericanas. Ésta se expresa en los procesos de racialización que radican en atribuirle a cada pueblo una condición racial diferente acompañada de un lugar en una escala de jerarquizaciones, donde el grado mayor de humanidad lo ostenta lo blanco europeo y los grados inferiores los pueblos indígenas y de ascendencia africana”.

A juicio del doctor en Literatura, el pensamiento decolonial realiza “una fuerte crítica y propone alternativas a este modelo impuesto de manera violenta y sin contrapeso, rescatando epistemologías y formas otras de hacer que superen el monólogo eurocéntrico y que den cabida a las múltiples voces, que componen nuestros territorios, tanto actuales como ancestrales”.

“El pensamiento decolonial realiza una fuerte crítica y propone alternativas a este modelo impuesto de manera violenta y sin contrapeso, rescatando epistemologías y formas otras de hacer que superen el monólogo eurocéntrico y que den cabida a las múltiples voces, que componen nuestros territorios, tanto actuales como ancestrales”. Pablos Angulo

Áreas de influencia

El paradigma decolonial incide fuertemente en el pensamiento científico, social y político contemporáneo, fundamentalmente porque responde a las injusticias epistémicas, políticas y éticas entre pueblos y también con la naturaleza.

Carrasco señala que los fundamentos de la decolonialidad se encuentran, principalmente, en filosofías posestructuralistas como las de Foucault y de los estudios culturales.

“Se plantea un cuestionamiento de las jerarquías y ordenamientos llevados adelante por la modernidad. Por ello, uno de los proyectos más relevantes es el de modernidad/decolonialidad. Su principal propuesta es que se requiere pensar desde las fronteras para cuestionar el poder, ser y conocer de las sociedades hegemónicas modernas para promover la atención a las sociedades, pueblos y etnias que han sido invisibilizadas, discriminadas y negadas”, sostiene.

A juicio de la antropóloga, para superar la colonialidad, es decir, la imposición y el control de unas sociedades sobre otras, el pensamiento decolonial busca afrontar las asimetrías entre los sistemas de conocimiento y de vida.

“Más aún, en medio de la crisis planetaria del cambio climático, es un pensamiento que ayuda a relevar los saberes indígenas y locales, porque es un pensamiento que abre a otras formas de conservación y cuidado de los ecosistemas, a otras formas de pensar y rediseñar los equilibrios eco-sistémicos”, señala.

Coltters, por su parte, asegura que el giro decolonial implica un cambio epistemólogico en el campo de las humanidades y de las ciencias sociales, que llama a (re)pensar y a problematizar la forma en la que Europa logró consolidar su hegemonía al instalar globalmente un “sistema mundo moderno colonial”, articulado en torno a varios ejes: el eurocentrismo, el racismo y la división del trabajo, el capitalismo y los fundamentos de la razón moderna.

“Dicho sistema se transformó en el nuevo patrón mundial, que fue posibilitado por el `Descubrimiento´ de América, y cuyos efectos se observan hasta nuestros días”, sostiene y agrega que el giro decolonial es una crítica radical a la matriz modernidad/colonialidad capitalista y eurocentrada; crítica surgida desde América Latina.

Angulo concuerda con que el pensamiento decolonial tiene cada vez mayor relevancia en el campo cultural. A su juicio, “los pensamientos y prácticas de los feminismos decoloniales han jugado un rol fundamental en este proceso. Las luchas por la despatriarcalización de la sociedad apuntan a algunos ejes claves de la colonialidad, como el sistema sexo-género y la supremacía de las prácticas y los imaginarios del varón que supone, por ejemplo, la centralidad de la guerra en la construcción y enseñanza de la historia”.

Para él, la sustitución de la estatua de Francisco de Aguirre por una de la Milanka (mujer diaguita), en La Serena durante el estallido, es una muestra de este cambio en la manera de reconfigurar nuestros territorios. “La lucha por redactar una nueva Constitución también proyecta una pulsión decolonial que se ve reflejada en el planteamiento de un Estado Plurinacional que supere la ficción de un territorio habitado por una sola identidad”, dice.

Considerando que el pensamiento decolonial actual surge en el diálogo fecundo entre las humanidades y las ciencias sociales, Coltters sostiene que su impacto en el campo cultural latinoamericano es enorme. “Sobre todo, si pensamos que sus estudiosas/os provienen de la sociología, de la filosofía, de la antropología, de los estudios literarios y de la cultura latinoamericana, así como de los estudios de género, entre otros campos”.

Sin duda, el pensamiento decolonial tiene un primer impacto en estas áreas del conocimiento; no obstante, al ser un giro epistémico, la académica señala que “se propone impactar en todas las áreas del saber, del arte y de la cultura con el fin de proponer una interrogación y un replanteamiento de las relaciones entre Europa y América, Europa y el resto del mundo, así como la disolución de las dicotomías norte/sur, primer/tercer mundo, etc”.

Pensamiento fronterizo

Ahora, bien, como sostiene Lucero, la persistencia de la colonialidad como configuración de poder se torna más evidente en los restos coloniales visibles en la hegemonía gubernamental que no repara los desequilibrios sociales, políticos y económicos, en la pervivencia del patriarcado y en los procesos de racialización y discriminación, presentes en el mundo actual.

En ese sentido, la investigadora argentina señala que, “si bien constituyen reflexiones teóricas de diferente procedencia y con objetivos específicos, tanto el giro decolonial como el feminismo formulan elaboraciones críticas sobre la hegemonía social, política, cultural y de género, coincidiendo en la construcción de móviles descolonizadores”.

Coltters coincide con ella. A su juicio, pese a que los sistemas coloniales que le dieron forma caducaran hace ya mucho tiempo, la colonialidad persiste como un patrón de poder. Previve, dice, “como una huella que es posible observar en las diversas formas de explotación y de dominación vigentes incluso hoy (colonialidad del poder), en la experiencia vivida y el impacto en el lenguaje y en la subjetividad de los grupos dominados (colonialidad del ser) y, también, en la manera en que muchos conocimientos y saberes ancestrales fueron -y son- deslegitimados o, incluso, borrados para ser reemplazados por patrones de conocimiento europeos (colonialidad del saber)”.

Y Carrasco complementa: “la persistencia de la colonialidad la encontramos en nuestros modos habituales de comprender y jerarquizar nuestras rutinas. Éstas se encuentran definidas por la modernidad capitalista que domina y coloniza los mundos cotidianos sistemáticamente, por medio de la información, el consumo, la expansión tecnológica, el desarrollo económico, entre otros”.

Si bien, dice, en la actualidad las propias crisis que vive el planeta y Chile han incitado a las personas a adoptar estilos de pensar y vivir con mayor conciencia de las asimetrías y desigualdades, aun vivimos cotidianamente procesos de control neocolonial vinculados a la hegemonía de una economía global.

“Esta persistencia de la colonialidad es ejercida hoy por las instituciones en general, y están presentes en las normas, las construcciones hegemónicas de la economía, los usos extractivos de la naturaleza, entre otras fórmulas mucho más sutiles que operan como la publicidad y los medios de comunicación, definiendo nuestras vidas y entregando estereotipos y jerarquías sobre las cuales nos desenvolvemos”, sostiene la antropóloga.

De los ámbitos del quehacer social en los que se evidencia la colonialidad del poder, Angulo menciona la falta de autonomía política y territorial del pueblo nación Mapuche, o la subordinación e invisibilización de los saberes y conocimientos ancestrales, populares y comunitarios que no responden a la forma de producción de conocimiento occidental asociada a la institución científica y al discurso experto. “La colonialidad de la naturaleza, en su subordinación al mercado y a los beneficios económicos que se pueden extraer de ella y la colonialidad del ser la apreciamos en nuestro lenguaje, hablamos una lengua impuesta desde la colonialidad, y el lenguaje no es algo accesorio, es una parte constitutiva de nuestro ser”, menciona concordando con Coltters.

Y es esta última la que señala que, como la colonialidad persiste en todos los ámbitos, “la invitación de pensamiento decolonial es a desarrollar un pensamiento fronterizo que cuestione dichas formas de colonialidad con las que convivimos a diario”.

Libros recomendados

-Descolonización y despatriarcalización de y desde los feminismos de Abya Yala. Acsur-Las Segovias, 2015.
-Filosofías del Sur y descolonización, Enrique Dusssel. Editorial Docencia, 2014.
-La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas, Edgardo Lander (comp.). Flacso, 2000.
-Inflexión decolonial: fuentes, conceptos y cuestionamientos, Eduardo Restrepo y Axel Rojas. Popayán, Colombia, Universidad del Cauca, Instituto Pensar, Universidad Javeriana, 2010.
-El giro decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Santiago Castro-Gómez y Ramón Grosfoguel. Siglo del Hombre Editores, 2007.
-Teorías sin disciplina (latinoamericanismo, poscolonialidad y globalización en debate), Santiago Castro-Gómez y Eduardo Mendieta (capítulo Postoccidentalismo: El argumento desde América Latina, Walter Mignolo). México: Miguel Ángel Porrúa, 1998.
-Historias locales/diseños globales. Colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo. Akal, 2003.
-La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial, Walter Mignolo. Gedisa, 2007.

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