Humanidades

Ciencia ficción y su diálogo con las cuestiones filosóficas de la actualidad

Este mes se conmemoran 30 años de la muerte de Isaac Asimov, uno de los más grandes escritores de ciencia ficción. Este género, que se inició en la literatura pero que ha encontrado en el cine un terreno fértil, tiene un fuerte vínculo con la reflexión filosófica, principalmente con los dilemas éticos. Tres especialistas revisan este tema desde la filosofía, el cine y la literatura.

Por: Ximena Cortés Oñate 17 de Abril 2022
Fotografía: Science Fiction

Si bien se supone que es la tecnología la que provee a la ciencia ficción de su rasgo más identitario, su relación con el quehacer filosófico es, quizá, el trasfondo que subyace detrás de cada historia de este género.

En las novelas clásicas más representativas de la ciencia ficción se imaginan mundos posibles donde es la ciencia la que nos lleva a superar ciertas barreras tecnológicas y físicas pero, siempre, al igual que las distopías actuales, se presentan disquisiciones morales que llevan a las personas a repensar su postura frente al mundo y el futuro. Esos dilemas ético-filosóficos provocados por la ciencia parecen ser una constante en las grandes obras del género.

Para el doctor en Filosofía Rolando Núñez Pradenas, efectivamente, una de las principales fuentes de reflexión filosófica que se suelen encontrar en las obras de ciencia ficción radica en los dilemas éticos y la posibilidad de enfrentarnos, por adelantado, a situaciones que aún no se le han presentado a la sociedad, pero que podemos llegar a plantearnos como futuras posibilidades.

“Justamente, la ciencia ficción nos permite adelantarnos a escenarios tecnológicamente posibles, abriendo camino para reflexionar sobre dichos escenarios. Por su parte, la reflexión filosófica aplicada en la ciencia puede dar pie al desarrollo de posibles explicaciones para situaciones a las que no nos hemos enfrentado aún, pero que potencialmente podrían presentar un reto para algún área de investigación específica. Estos son los llamados `experimentos mentales´, situaciones hipotéticas en las que los científicos analizan una teoría a partir de las consecuencias de ésta”, dice el académico del departamento de Filosofía de la Universidad de Concepción.

Rolando Núñez: “La ficción da contexto y plausibilidad a los planteamientos filosóficos. Actualmente estamos en un momento en que tenemos la suerte de que en los últimos años la ciencia ficción se ha nutrido fuertemente de las problemáticas filosóficas para desarrollarse”.

Un ejemplo muy conocido de este tipo de experimentos es el popular caso del gato de Shrödinger, o el escenario en el que Einstein se imagina a sí mismo viajando sobre un rayo de luz.

Para él, la relación entre la filosofía y la ciencia es mucho más estrecha de lo que aparenta. “Por un lado, la filosofía de las ciencias se ha encargado de pensar sobre las maneras de adquirir conocimiento y sobre la validación de este, de modo que se ha acercado a la ciencia revisando su metodología, su alcance y sus límites. Pero hay otro aspecto filosófico que inunda a la ciencia y que muchas veces es ejercido por las mismas personas que se dedican a esa área, y es cuando se preguntan por la naturaleza de los objetos a los que su área de trabajo refiere, por los límites de su campo de conocimiento y por las posibles consecuencias que conllevan las diferentes hipótesis que pueden llegar a plantear”, sostiene el especialista en filosofía de las ciencias.

Algunos ejemplos de ello son los cuestionamientos sobre la naturaleza de la luz durante el siglo XIX, o las diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica, en donde se intenta dar una explicación a qué refiere en la realidad el formalismo matemático presente en esta teoría.

Algo que Núñez destaca de este proceso es que, en la búsqueda de respuestas sobre nuestro entorno, sólo buscaremos aquello que podemos concebir. “Es por esto que la reflexión filosófica es relevante para el desarrollo y avance de las ciencias, ya que nos permite tanto delimitar aquello que vamos a investigar, como expandir los límites de lo que consideramos plausible en la investigación científica”, asegura.

Predicciones y alertas
El escritor de ciencia ficción, Ted Chiang, sostiene que la ciencia-ficción es perfecta para hablar de filosofía, ya que haría atractiva y creíble cualquier premisa del pensamiento. Pero, desde ese punto de vista, ¿incide la filosofía en la literatura de ciencia ficción contemporánea, particularmente en la ficción distópica?

Según Núñez, es cierto que la ciencia ficción hace las veces de puente entre las personas y la academia, pues vuelve cercanos planteamientos filosóficos que de otro modo pueden parecer muy extravagantes o incluso demasiado rebuscados.

“La ficción da contexto y plausibilidad a los planteamientos filosóficos. Actualmente estamos en un momento en que tenemos la suerte de que en los últimos años la ciencia ficción se ha nutrido fuertemente de las problemáticas filosóficas para desarrollarse, y ejemplos claros los podemos encontrar en series más o menos recientes, como `Black Mirror´, `Dark´ o `Love, Death & Robots´, pero esto no es un fenómeno reciente, pues podemos encontrar muchísimas obras a lo largo de la historia de la ciencia ficción en las que esta relación se hace patente”, señala el filósofo.

De hecho, la ciencia ficción se ha destacado como uno de los géneros del cine donde se han planteado cuestiones filosóficas de manera más contundente. Como género narrativo se nutre de las interrogantes y conflictos universales y plantea búsquedas relacionadas con explorar lo desconocido, entender el mundo que nos rodea, enfrentar nuestros miedos, o ser capaces de proyectar hacia dónde nos dirigimos.

El periodista y máster en cine documental, Fernando Venegas Traba, señala que “a pesar de su, a veces, apariencia liviana, la ciencia ficción es de los géneros que tiene una mayor capacidad de generar advertencias. Desde su aparición en el cine con `Viaje a la Luna´ (Meliés, 1902), este género nos ha adelantado posibles peligros, donde los más interesantes, a mi parecer, son los provocados por nuestras propias acciones”.

Venegas menciona además los peligros de la energía nuclear representados en narrativas como “Godzilla” (Honda, 1954) o “la increíblemente predictiva `Stalker´ de Tarkovski (1979), donde creó un espacio similar al de Chernóbil, siete años antes del desastre que allí ocurrió”.

Subdirector de Comunicaciones de la Universidad de Concepción, Venegas alude también a los “peligros del hombre jugando a ser dios, que tiene una amplia tradición folclórica y literaria con relatos como el del gólem, para luego pasar por el clásico de Mary Shelley, `Frankenstein´ (1818), donde la ciencia juega un rol esencial en la creación de la criatura”.

Fernando Venegas: “Históricamente este género narrativo ha predicho muchos acontecimientos (sí, más que Los Simpsons) y nos ha generado multiplicidad de alarmas a estar atentos, respecto de amenazas externas y propias, que en su mayoría no hemos sabido escuchar”.

La misma ciencia es retratada hoy, ya no solo como una amenaza biológica, sino también como un peligro mucho más actual, representado en la “Inteligencia Artificial”. Ese punto de vista, dice Venegas, ya había sido “explorado superficialmente por Fritz Lang, en 1927, con `Metrópolis´ (junto con un extraordinario retrato de la lucha de clases), tomada también por Kubrick cuando desarrolla uno de los mejores villanos de la historia del Séptimo Arte en 2001: `Odisea del espacio´. También está en versiones más comerciales como la saga `Terminator´, con su omnipresente Skynet o presentada de forma más minimalista en la excelente `Ex machina´ (2015) de Alex Garland. En cada una la advertencia es cuidado con lo que están creando, cuidado con perder el control”.

Otro conflicto que menciona como destacable y tristemente vigente, es el de la codicia corporativa. “Lo vemos en la saga de `Alien´, donde una corporación insiste en enviar a personas a morir para intentar controlar una criatura que es la más peligrosa arma biológica del universo conocido. Otro ejemplo es la exitosa cinta de Netflix `No mires arriba´ (Adam McKay, 2021), donde vemos una no muy elegante sátira de Steve Jobs/Elon Musk que decide, junto al gobierno, arriesgar a la humanidad en pos de conseguir recursos ilimitados. Esta temática muchas veces se ve unida a la de los gobiernos totalitarios o sociedades distópicas, como podemos ver en la magistral `Brazil´ (1985) de Terry Gilliam, inspirada en la novela de Orwell `1984´. Por supuesto también encontramos múltiples versiones de este conflicto, no necesariamente asociadas a lo corporativo, como son `Akira´ (1988), de Katsuhiro Otomo, la frenética `Equilibrium´, de Kurt Wimmer en 2002 o la saga más importante de ciencia ficción, `Star Wars´, que nos presenta una galaxia bajo el dominio de El Imperio”.

Aunque son más las temáticas recurrentes, como viajes en el tiempo, invasiones alienígenas, realidades alternas, desastres ecológicos, Venegas sostiene que, históricamente, este “género narrativo ha predicho muchos acontecimientos (sí, más que Los Simpsons) y nos ha generado multiplicidad de alarmas a estar atentos, respecto de amenazas externas y propias, que en su mayoría no hemos sabido escuchar”.
A ese sentido cuasi “profético” que menciona Venegas, Núñez agrega que, en lo referente a la ficción distópica, parece que la ciencia ficción y la filosofía ya nos han estado advirtiendo de ciertas situaciones a las que recientemente hemos tenido que enfrentarnos.

“Es interesante ver cómo estos escenarios que alguna vez parecieron ser parte de la fantasía se nos han vuelto cada vez más cercanos, como el desastre ecológico de películas como `Soylent Green´ (película del director Richard Fleischer) o el control y la manipulación de la información visto en obras como `1984´, de George Orwells. Tal vez sea el momento de tomarle el peso y revalorar esta relación entre filosofía y ciencia ficción para poder hacerle frente a los desafíos que nos depara el futuro, en donde la distopía se ve cada vez como menos ficticia”, sostiene.

Crítica poshumanista
En el cine, con su fuerte componente de espectáculo que es explotado para movilizar a las personas a las salas de exhibición, géneros como la ciencia ficción permiten crear historias que logren dicha experiencia estética movilizadora; el exceso de efectos especiales transporta a la audiencia a otros mundos o, incluso, universos.

Incluso, dice Venegas, cuando la ciencia ficción no es la protagonista, ofrece elementos que son utilizados en filmes de otros géneros. “Basta ver lo que está haciendo Marvel, que luego de introducir el recurso de viajes en el tiempo en `Endgame´, hoy se ha volcado a la idea de las múltiples dimensiones o multiversos, lo que además genera una cantidad tremenda de posibilidades narrativas”.

Pero ¿qué pasa en la literatura, donde se creó la ciencia ficción? Aquí, el éxito de este género no ha sido tan fácil; por años la ciencia ficción estuvo marginada, considerada una especie de subgénero, históricamente desdeñada y situada en las afueras del canon.

Eso, sin embargo, parece haber cambiado. Como sostiene la doctora en Estudios Latinoamericanos, Olga Ostria Reinoso, “desde hace unas décadas la literatura de ciencia ficción ha venido experimentando una especie de auge que parece brindarle otro estatus en el campo literario. Esto se ve reflejado en el incremento de publicaciones críticas, la emergencia de antologías y recopilaciones de relatos, como también de revistas y congresos especializados”.

A pesar de ello, sostiene, en América Latina aún se trata de una expresión literaria en buena medida marginal, estimada por círculos académicos tradicionales como “literatura menor” y, en ese sentido, aún poco abordada como fenómeno cultural o como problema estético.

“En Chile, concretamente, los relatos cortos se siguen hallando en compilaciones de baja edición y muy difícil acceso; lo que, en definitiva, también condiciona la irregularidad de los textos y, consecuentemente, la limitación a la hora de seleccionar un corpus de estudio representativo”, dice la académica del Departamento de Estudios Generales de la Universidad del Bío-Bío.

Olga Ostria: “Desde hace unas décadas la literatura de ciencia ficción ha venido experimentando una especie de auge que parece brindarle otro estatus en el campo literario. Esto se ve reflejado en el incremento de publicaciones críticas, la emergencia de antologías y recopilaciones de relatos, como también de revistas y congresos especializados”.

Con respecto a la existencia de un diálogo entre la filosofía y la literatura, sobre todo en este género, Ostria sostiene que, dado que las ficciones distópicas son expresión de la posmodernidad y la crisis de sentido del ser humano actual, es posible encontrar huellas de diversas corrientes filosóficas en ellas.

“Una muy interesante, en este contexto, es la crítica poshumanista, que aborda la aspiración de una concepción del ser humano que supere las limitaciones intelectuales y físicas a través, fundamentalmente, del progreso tecnológico”, señala.

Entre algunos de sus representantes más notorios menciona a Peter Sloterdijk, Francis Fukuyama, Katherine Hayles, Rosi Braidotti. “Una de las imágenes poshumanas más populares hoy es la del ciborg (mezcla de cuerpo orgánico y tecnología) que brinda fascinantes posibilidades simbólicas para comprender las relaciones que entablamos con las máquinas que nos rodean, pero también con la naturaleza, y para desafiar las articulaciones tradicionales de la identidad humana (las de género o las de la propia especie)”, dice Ostria.

Núñez hace un acercamiento en sentido contrario. Menciona que los experimentos mentales son herramientas muy utilizadas en la filosofía, justamente porque “gracias a ellos podemos forzar la reflexión al presentarnos muchas veces escenarios particularmente complejos, y le han permitido a la filosofía plantear cuestiones sobre temas tan variados como la naturaleza de la mente, la posibilidad del conocimiento, o los dilemas éticos”.

Muchos de estos escenarios suelen estar muy en la línea de la ciencia ficción, sostiene. “Algunos ejemplos clásicos de este tipo de experimentos mentales en filosofía son aquellos en los que se plantean escenarios de realidades simuladas, como la tesis del genio maligno de Descartes, en donde una entidad poderosa que podría estar engañándome respecto a absolutamente todo lo que creo saber, o la posibilidad de que seamos cerebros en cubetas siendo estimulados para creer que esto a lo que nos enfrentamos es la realidad, muy al estilo de películas como `Matrix´ o a libros como `Muñecos Cósmicos´, de Philip K. Dick”.

Los cuentos recientes de ciencia ficción chilenos, dice Ostria, revelan lazos con estas ideas, a través de la figuración de subjetividades poshumanas, monstruos criollos donde se puede distinguir ciborgs, zombies, imbunches.

“En zonas periféricas, como la nuestra, estos textos dan lugar a lecturas biopolíticas, gracias a la capacidad de esos seres `otros´ de develar las problemáticas sociales, identitarias y políticas derivadas de una historia de explotación, desigualdades y represiones”, señala.

Para ella, muchas de estas narraciones se hacen parte de la crítica a la poshumanidad, en la medida en que “advierten respecto del proceso por el cual el ser humano puede terminar por perder justamente dicha condición y mediante el que se desencadena una sustitución de los valores humanistas a favor del consumo y la codicia”.

De hecho, dice, expresan de manera amplificada el régimen actual de sujeción, con lo que lo cibernético se vuelve herramienta para el disciplinamiento y la producción de cuerpos, mentes y hasta espíritus dóciles.

Se necesitan voces frescas
En el cine, la Ciencia Ficción siempre ha tenido una estética futurista pero claramente influida por su época. Venegas señala no ver demasiadas diferencias temáticas o de modelos narrativos entre los directores más clásicos y los actuales.

“Se necesitan voces frescas. Mientras más mujeres puedan dirigir este tipo de cintas, con condiciones de libertad para desarrollar su visión, podríamos tener un refresco en las narrativas. Asimismo, ocurrirá cuando cineastas de más latitudes puedan contar con los recursos para explorar la ciencia ficción”, dice.

En ese sentido menciona al chileno Pablo Roldán, quien “ha cosechado varios premios con su cortometraje `A.D.A.M.´ que, si bien está inspirado en obras como `Blade Runner´, tiene una impronta latinoamericana. Ya veremos también qué ocurre con Netflix y su adaptación de la historieta argentina `El Eternauta´, una obra increíble de H.G: Oesterheld y Solano López que vio la luz en 1957, para convertirse en una de las mayores obras narrativas del país trasandino”.

Venegas se declara también entusiasmado por ver qué ocurrirá con la anunciada adaptación de `El Incal´, del chileno Alejandro Jodorowsky y Moebius, que será dirigida por el neozelandés Taika Waititi. “Me parece que estas adiciones podrán, potencialmente, dar nuevos aires a la fórmula de la ciencia ficción, que siempre es necesaria”.

Libros recomendados
Lo poshumano, Rosi Braidotti. Gedisa, 2015.
El tercer mundo después del sol. Antología de ciencia ficción latinoamericana, Rodrigo Bastidas Pérez. Minotauro, 2021.
Historia del Cine, Mark Cousins. Blume, 2014.
The Philosophy of Science Fiction Films, Steven M. Sanders (editor). The University Press of Kentucky, 2009.
Sci-Phi: Science Fiction as Philosophy, David Kyle Johnson. The Great Courses, 2018.
The Philosophy of Science Fiction, James Burton. Bloomsbury Publishing PLC, 2017.

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