Un foco de preocupación regional y nacional se generó tras conocerse que en Biobío existen alrededor de 35 mil mujeres jóvenes, entre 15 y 29 años, que no están trabajando o estudiando debido, principalmente, a la maternidad o a responsabilidades de cuidado.
Así lo dio a conocer el Observatorio Laboral del Biobío, cuyo director, Luis Méndez, explicó que “las mujeres no es que no quieran trabajar, sino que están impedidas porque no existen redes de apoyo suficientes. Por eso, una sala cuna universal sería fundamental para que ellas puedan integrarse al mercado laboral y aportar a la economía familiar y regional”.
Por lo anterior, se plantea como necesaria la aprobación en el Congreso del proyecto de ley de Sala Cuna, el cual podría facilitar la disminución de esa cifra.
Según datos del Gobierno, en su primer año de aplicación beneficiaría a más de 238 mil madres y padres trabajadores: más de 85 mil mujeres y 153 mil hombres. La iniciativa incluye, por primera vez, a los quienes se desempeñan de forma independiente, ampliando el alcance de un beneficio históricamente limitado.
“Cuando las mujeres intentan ingresar al mundo del trabajo, se encuentran con que no hay suficiente apoyo y, en muchos casos, el salario se los impide también. Hoy el sueldo mínimo es de $529 mil, mientras que una sala cuna privada bordea los $300 mil. La diferencia es tan estrecha que no resulta motivante pagar por el cuidado infantil. En general, optan por seguir al cuidado de los hijos o dedicarse a las labores del hogar”, dijo a Diario Concepción, la seremi del Trabajo, Sandra Quintana.
Desde su sitio web, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Ana Virginia Moreira, Directora regional de la Oficina de la OIT para América Latina y el Caribe, explica que la región enfrenta tres tendencias globales —envejecimiento de la población, cambio climático y digitalización— que incrementarán aún más la demanda de cuidados.
“Si seguimos confiando en que esta responsabilidad recaiga de manera desproporcionada en las mujeres y en los hogares, estaremos profundizando brechas de género, reduciendo la productividad y debilitando la cohesión social”, destacó la directora regional de la OIT.
Es decir, se podría concluir que una iniciativa como la de la Sala Cuna apunta a resolver un problema que afecta no solo actualmente a las mujeres que son madres, sino que por muchos años.
Chile ha puesto foco en reducir las brechas de género, porque se trata de una inequidad que sigue presente en diversas áreas, es este caso, el trabajo. Es decir, no solo las mujeres ganan menos desempeñando los mismos roles que hombres, sino que hoy, en condición de madres jóvenes, no pueden laborar por cuidar a sus hijos.