Desde Medio Ambiente, hay interiorización de lo que ocurre con los bosques y se trabaja en el Plan de Climático Regional, con acciones que buscan disminuir el riesgo de afectación.
Resulta imprescindible, y en el límite de lo crítico, que se adopten medidas respecto del cambio climático y sus efectos en la subsistencia del bosque mediterráneo en Chile.
Como seguramente muchos nos hemos percatado, por ejemplo, tenemos problemas vinculados a las altas temperaturas y la sequía, lo que se ha convertido en un problema en aumento, con el transcurso de las décadas.
De acuerdo con lo publicado por Diario Concepción, un estudio publicado en la revista científica Science of the Total Environment advierte que casi el 40% de los bosques esclerófilos mediterráneos presentan un riesgo alto o muy alto de colapso, producto de la combinación entre cambio climático, incendios forestales, degradación del suelo y expansión agrícola y forestal.
Este análisis fue realizado por un equipo de investigadores chilenos e internacionales, quienes aplicaron un índice multifactorial de riesgo basado en variables de clima, productividad, fragmentación del hábitat y uso de suelo. El resultado: 39,8% de los rodales de bosque mediterráneo del país se encuentran en riesgo crítico. Y Biobío suma 597 mil hectáreas de bosque nativo, una realidad que preocupa.
El doctor Cristián Echeverría, director del Laboratorio de Ecología del Paisaje de la Universidad de Concepción, advierte que estos ecosistemas han estado sometidos durante las últimas décadas a un cambio en el uso del suelo, producto de la expansión agrícola, forestal y urbana. “Si a ello se suman las sequías y los incendios, el impacto es significativo. Los bosques mediterráneos están muy expuestos porque suelen encontrarse en áreas cercanas a grandes centros urbanos, con mayor presión humana”.
En tanto, la profesora Marcela Bustamante, académica de la Facultad de Ciencias Forestales UdeC, explica por qué este ecosistema es tan singular, que “Los bosques esclerófilos han desarrollado adaptaciones únicas frente a la sequía, como hojas duras, raíces profundas y la capacidad de rebrotar tras incendios. Pero estas mismas características no los hacen invulnerables: cuando las perturbaciones se repiten de manera intensa y frecuente, la resiliencia se pierde. En ese escenario, el sistema puede transformarse en matorral o pastizal, y recuperar un bosque original se vuelve casi imposible”.
Desde Medio Ambiente, hay interiorización de lo que ocurre con los bosques y se trabaja en el Plan de Climático Regional, con acciones que buscan disminuir el riesgo de afectación. Sin embargo, nuevamente, es necesario que todos nos sumemos a una iniciativa de conciencia, que implique adoptar medidas desde cada una de nuestras familias.