Se instalaron noticias falsas o imprecisas que encontraron espacio en diversos formatos, incluso en medios de comunicación, desvirtuando con ello el objetivo del proceso y produciendo confusión en el votante.
Hace poco menos de tres años, el 18 de octubre de 2019, comenzó una de las movilizaciones ciudadanas más grandes de las que se tenía registro en Chile durante las últimas décadas, el denominado “Estallido Social”.
Millones de personas salieron a las calles para plantear su disconformidad con las condiciones de vida que les ofrecía el país y colocaron en aprietos a la clase política que, en un primer momento, no supo responder ante el descontento social. Es más, con la desconfianza y desprestigio a cuestas, quienes detentaban cargos políticos se encontraban descolocados y faltos de iniciativa.
El 15 de noviembre del mismo año, cuando se firmó el llamado “Acuerdo por la Paz”, la clase política adquirió el compromiso de iniciar un proceso constituyente que, paso a paso, nos llevó hasta la confección, de la mano de una Convención Constitucional, de una Propuesta de Nueva Constitución que se somete a votación por parte de la ciudadanía hoy domingo 4 de septiembre, en el Plebiscito de Salida. Más de 15 millones de chilenas y chilenos podrán expresarse hoy por una de las opciones: Apruebo o Rechazo.
Sin embargo, sobre todo durante estos últimos meses, se ha visto una polarización de posiciones, marcada principalmente en redes sociales, las que han cobrado relevancia.
Se instalaron noticias falsas o imprecisas que encontraron espacio en diversos formatos, incluso en medios de comunicacioón, desvirtuando con ello el objetivo del proceso y produciendo confusión en el votante.
También, apareció una gran cantidad de interpretaciones del texto constitucional, muchas de ellas vagas y con una clara intención de producir una inclinación hacia una u otra opción.
Todo lo anterior empieza a quedar atrás. y solo cuenta lo que ocurra en las urnas con las personas que ejercerán su derecho a voto y la opción que definan en cada una de sus cédulas electorales.
Y, ante todo, a partir de hoy tenemos una gran tarea cívica por delante que, independiente de los resultados, instala a Chile como un ejemplo para el mundo respecto de su proceso constituyente, que comienza a cerrar este histórico proceso con este gran paso por cumplir.
Chile hoy decide en democracia y enfrenta su futuro.