Lo mejor para la economía interna es mantener las cuentas nacionales en día, especialmente porque el país venía de una realidad de expansión en la actividad.
Otra vez los economistas y “agentes del mercado” advierten la posibilidad de una recesión para el último trimestre de 2022. No hace mucho el debate estaba centrado en una estanflación, es decir, un escenario que implica la aceleración de la inflación al mismo tiempo en que la economía presenta tasas de desempleo elevadas. El diagnóstico mundial ha empeorado con la invasión de Rusia a Ucrania. Alza de precios, desempleo y caída en la oferta de productos y servicios serían parte del panorama luego de que el mundo tratara de volver a la normalidad después del encierro generado por el coronavirus.
Se atribuye el empeoramiento de la economía mundial a un recorte de las exportaciones energéticas rusas. Sin el petróleo ruso, se generaría un golpe de precios hacia arriba que haría caer el gasto de los consumidores, principalmente en los países en desarrollo, como Chile.
Como en todas las proyecciones, existe un alto grado de incertidumbre. La inflación actual es notoria, tanto en precios finales (como alimentación, transporte, vestuario) como en activos, como los bonos y acciones. Una inflación que salga del control podría acarrear muchos efectos en la economía, incluso una caída en la demanda y una baja en la presión recesiva. Por eso el Banco Central ha comenzado una política de incremento de la tasa interbancaria.
En una economía tan globalizada como la chilena, los vaivenes de los mercados tienen efectos diversos, incluso positivos. Desde el inicio del conflicto Rusia-Ucrania, los precios de las materias primas se han incrementado hasta un 70%. Chile, como exportador de importantes materias primas que el mundo necesita, podría verse beneficiado con una subida de precios. Sin embargo, Chile es muy dependiente del precio internacional de crudo, situación que lo hace vulnerable en ese ámbito. Es decir, hay un shock negativo por el intercambio.
Dado el escenario, lo mejor para la economía interna es mantener las cuentas nacionales en día, especialmente porque el país venía de una realidad de expansión en la actividad. La sobredemanda con una oferta limitada, el incremento de los precios de las materias primas, el vuelco en la política monetaria expansiva, además con alta inflación y amenaza de recesión son demasiados escenarios para un solo trimestre del año. Esperar lo mejor y prepararnos para lo peor, recomiendan los economistas.