El 4 de marzo fue declarado como el Día Mundial de la Obesidad. En Chile, una de cada tres personas tiene obesidad o sobrepeso. Es otra pandemia, pero de una enfermedad no infecciosa.
La llegada del coronavirus probablemente opacó la importancia, en el imaginario colectivo, de otras enfermedades crónicas y con gran prevalencia en Chile. La obesidad es una de ellas, relegada a un estatus de menor relevancia ante la urgencia de enfrentar a la Covid-19.
El sobrepeso y la obesidad, sin embargo, se han convertido en importantes factores de riesgo cuando se investigan las causas de muerte y mortalidad en Chile. Muchos investigadores del tema consideran la obesidad como una enfermedad pandémica no infecciosa. Cifras entregadas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) indican que el 74,2% de la población adulta en Chile tiene obesidad o sobrepeso. La realidad chilena supera incluso a países con altos índices de sobrepeso, como Estados Unidos (71%). Es una condición que ha aumentado en todos los grupos socioeconómicos y constituye un factor de riesgo de otras dolencias como cardiopatías, diabetes y accidentes cerebrovasculares.
Es decir, no se trata de una materia del ámbito personal, vinculada a la estética o a códigos culturales. Obesidad y sobrepeso impactan en la calidad de vida, afectan a familias que padecen estas condiciones y pueden llevar a la muerte. Las cifras oficiales apuntan a más de 10 mil fallecidos por año, debido a causas asociadas a obesidad y sobrepeso. Con los actuales hábitos de alimentación y estilo de vida los números van en aumento.
Los investigadores insisten en que es un problema que debe ser atacado en varios frentes. Del punto de vista educativo y nutricional es necesario un cambio significativo para eliminar la alimentación inadecuada y fomentar las actividades físicas. Las golosinas y comida rápida como una forma de gratificación emocional y de premiar a alguien por determinados comportamientos debería ser desterrada del territorio nacional. Y en eso es clave el rol de las políticas públicas. El Estado ha desplegado esfuerzos importantes para enfrentar esta situación que impacta severamente el estado de salud de las personas y que finalmente repercute en la infraestructura de salud del país. Ley de etiquetado de alimentos, prohibición de determinados productos en escuelas son parte de las medidas que buscan generar entornos alimentarios saludables. Es parte de un trabajo permanente y que requiere el compromiso de toda la sociedad.