Las playas son bienes nacionales de uso público y, por lo tanto, pertenecen a chilenas y chilenos. Su uso debe estar circunscrito a los protocolos necesarios para combatir el coronavirus y a las reglas de convivencia ciudadana.
En las playas de la Región del Biobío se observan dos características que no deberían registrarse luego de dos años en pandemia. Las playas son bienes nacionales de uso público y, por lo tanto, pertenecen a chilenas y chilenos, y su uso debe estar circunscrito a los protocolos necesarios para combatir el coronavirus y a las reglas de convivencia ciudadana.
Sin embargo, el protocolo sanitario no ha sido por respetado por gran parte de veraneantes y quienes visitan estos espacios en las zonas costeras. De acuerdo a reportajes realizados, el uso de mascarilla es un elemento de protección personal casi inexistente. Muy pocas personas circulan por las playas usando mascarillas, aunque se recomienda no usarla solo cuando una persona no esté en movimiento y se encuentre a dos metros o más de otras personas. Imágenes de zonas muy concurridas muestran todo lo contrario: concentración de grande grupos en espacios reducidos, la casi inexistencia de mascarillas, juegos y deportes grupales y otras conductas que serían normales en tiempos pretéritos, pero que hoy son peligrosos por los riesgos de contagios. Todos los días las noticias informan sobre el aumento de nuevos casos de Covid-19 en una escalada que parece estar lejos de terminar. Pese a ello, parte de la ciudadanía insiste en ignorar las advertencias.
Si bien las mascarillas no están en los rostros de las y los veraneantes, sí las podemos encontrar en la arena, en el piso de las calles, plazas y espacios públicos, como también alrededor de basureros que no están habilitados para este tipo de desecho. La gran cantidad de estos elementos de protección personal lanzados al aire libre contrasta con las imágenes de personas que no las usan en lugares públicos.
Son comportamientos que carecen de responsabilidad con el medio ambiente y con la salud de personas y animales, pese que a que tenemos experiencia de 2 años de convivencia con la pandemia. Miles de mascarillas son convertidas a diario en residuos que pueden afectar a aves, peces y otros animales de la zona costera. La visualización permanente de esa problemática se hace necesaria, y lo hemos insistido en este espacio, de modo a generar consciencia para reducir las conductas de riesgo.