No hay ninguna duda sobre la importancia de avanzar en la regulación de las armas, sobre todo considerando que ha aumentado su uso por parte de delincuentes. El impulso de leyes es importante, como también una estrategia que reúna la respuesta del Estado ante los temas de seguridad de la ciudadanía.
El jueves pasado finalmente fue promulgada la nueva ley de control de armas, tras 14 años de discusión en el Congreso. La normativa aumenta los requisitos para adquirir y tener armas de fuego, define los diferentes tipos de armamentos y municiones, limita la cantidad por persona y crea un método para la trazabilidad de los armamentos.
No hay ninguna duda sobre la importancia de avanzar en la regulación, sobre todo considerando que el aumento del uso de armas en situaciones delictuales. Es cierto que la delincuencia no respetará la legislación, puesto que actúa al margen de cualquier marco legal. Pero la nueva ley entrega mayores atribuciones para fiscalizar la tenencia de armas, como también su histórico y ubicación, de modo a permitir un mayor control. El cuerpo legal que ahora es ley también permite atacar con más eficiencia al mercado negro de las armas, cuyas proyecciones estiman que es el equivalente a la cantidad de armamento inscrito. El objetivo es intensificar los mecanismos para evitar el traspaso de armas del mercado autorizado al mercado ilegal. En definitiva, la ley actualiza toda la normativa existente en Chile, considerando cómo ha evolucionado la delincuencia, la políticas y hábitos autodefensa y el tiro deportivo, entre otros fenómenos.
A dos meses de terminar el actual gobierno, se promulga una ley que en definitiva busca reducir la percepción de inseguridad que remece al país. Cabe recordar que la actual administración ha creado expectativas con eslóganes de campaña como “delincuentes, se les acabó la fiesta” y luego con el “Plan de Seguridad Batalla Frontal contra la Delincuencia y el Narcotráfico”.
Tal como se ha señalado durante la tramitación de la nueva ley, ningún cuerpo jurídico dará cuenta, per se, de regularizar lo ilegal y de combatir al contrabando de armas. Para ello también es necesario el trabajo de inteligencia, además de una política más severa en materia de circulación de armas en la vía pública. El impulso de leyes es importante, como también una estrategia que reúna la respuesta del Estado ante los temas de seguridad de la ciudadanía. Aprobada la ley de control de armas, quedaron pendientes muchas otras iniciativas que descansaban en la agenda del Congreso y que fueron puestas a “discusión inmediata” hace un mes. El apuro no tiene sentido para una materia de seguridad.