Editorial

Un tema para la agenda de los legisladores en 2022

La informalidad laboral, tanto para las mujeres como para los hombres, genera incertidumbre de ingresos, carencia de protección social e inestabilidad.

Por: Editorial Diario Concepción 11 de Enero 2022
Fotografía: Contexto

De acuerdo a los últimos datos entregados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la informalidad laboral en Biobío está en 24.8%. En simples, una de cuatro personas que trabajan lo hace desde una ocupación informal. Se entiende por ocupado informal los trabajadores y trabajadoras que no tienen acceso a salud ni a previsión social, y a esa categoría pertenecen también los familiares no remunerados — que por consenso internacional son informales — y a los empleadores y quienes trabajan por cuenta propia, dueños de unidades económicas informales. Es decir, los que no tienen registro en el Servicio de Impuestos Internos.

Para las mujeres, el panorama es aún peor, y las cifras oficiales indican una informalidad de un punto porcentual más alto que en el caso de los hombres. Las mujeres son históricamente desfavorecidas en materia laboral. De hecho, el sistema laboral impone costos de contratación diferenciados debido a la maternidad, lo cual se traducen en alta inactividad, informalidad, brecha salarial, lagunas previsionales y desempleo. La brecha laboral también se refleja en menores sueldos para las mujeres, aunque trabajen en igualdad de condiciones que los hombres. Además, es forzoso considerar que la Región del Biobío tiene más habitantes mujeres que hombres, y a la menor participación en el mercado laboral. En promedio, las mujeres tienen mayor cantidad de años de escolaridad, pero se desempeñan en ocupaciones menos productivas y con menores ingresos.

Como sea, la informalidad laboral, tanto para las mujeres como para los hombres, genera incertidumbre de ingresos, carencia de protección social e inestabilidad. Es cierto que la precarización del mercado laboral y los bajos sueldos impulsan la búsqueda de trabajo por cuenta propia, la creación de nuevos negocios y emprendimientos. Para muchas personas es una opción de desarrollo profesional en una sociedad de oportunidades. Sin embargo, cuando no es una opción sino que se impone de manera involuntaria por las condiciones del entorno, el panorama es distinto y la fuerza laboral es obligada a migrar a las ocupaciones informales. Es un asunto que debe estar en la pauta y en la agenda de los legisladores durante este 2022.

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