La fragilidad del sistema vial ante el alza del parque automotor queda más evidente al haber algún accidente automovilístico, reparación de rutas o problemas en alguna de las arterias que interconectan las comunas.
Según las cifras oficiales, 210 mil vehículos circulan a diario por las arterias del Gran Concepción. El flujo de vehículos particulares ha aumentado durante la pandemia, además del natural incremento del parque automotor que se produce todos los años. Todo lo anterior concluye en un problema que crece año tras año: la congestión vehicular que se ha convertido en rutina, principalmente por la mañana, hora de almuerzo y al final de la tarde.
La fragilidad del sistema vial ante el alza de vehículos motorizados en circulación queda más evidente al haber algún accidente automovilístico, una reparación de rutas o problemas en alguna de las vías que interconectan las comunas. Trayectos que deberían tardar 20 minutos pueden tomarse hasta dos horas. Y siempre que el tema “tacos” vuelve a la pauta de noticias y de debates, también regresa la incertidumbre respecto a si estamos preparados estamos para afrontar el crecimiento explosivo del parque automotor, los trabajos y reparaciones en las rutas y el crecimiento de los proyectos inmobiliarios que a veces restan importancia a los estudios de impacto vial.
Hay consenso entre los especialistas sobre la necesidad de generar proyectos para descongestionar las calles de la ciudad. Construcción de viaductos, repavimentación de algunas calles, más zonas exclusivas para el transporte público y ampliar vías son algunas de las soluciones presentadas. También se menciona modernizar el transporte público, haciéndolo más atractivo para que la ciudadanía lo elija por sobre el automóvil particular, además del incentivo al uso de medios de transporte como la bicicleta.
Son medidas que aportan a minimizar y en las cuales se han hecho grandes inversiones. Sin embargo, con cierta regularidad regresa al debate la falta de un Plan Maestro de Transportes a largo plazo, con soluciones viales para las próximas décadas. Son retos que las autoridades actuales y las que les sucedan tienen que enfrentar con mentalidad visionaria. Está más que demostrado que no basta la gestión individual de cada municipio, sino una mirada de conjunto y, de preferencia, una figura que se haga cargo de la coordinación global de las unidades que intervienen en materia de transporte público. El Gran Concepción tiene problemáticas urbanas y socioculturales en común y que podrían recibir respuestas que extrapolan los límites comunales.