Es un importante avance en el reconocimiento de la igualdad ante la ley. Más allá de lo legal, también representa un avance político y cultural sin precedentes.
El martes 7 el matrimonio igualitario pasó sus últimos dos trámites legislativos y finalmente fue despachado al Presidente Sebastián Piñera. El Mandatario tiene que firmarlo y enviarlo para su publicación en el Diario Oficial y así la iniciativa legal se convierte en ley.
La votación en la Cámara de Diputadas y Diputados fue arrolladora: 82 votos a favor, 20 en contra y 2 abstenciones. En la misma jornada el proyecto recibió el respaldo del Senado, con 21 votos a favor, 8 en contra y 3 abstenciones. En las dos instancias hubo una abrumadora mayoría respecto al proyecto que tramitaba hace años en el Congreso. Los legisladores acataron el clamor de la ciudadanía a favor del matrimonio igualitario. De hecho, un sondeo realizado por Cadem a mediados del año constató que el 74% de los encuestados es favorable al matrimonio entre personas del mismo sexo. Son 24 puntos porcentuales más que en la primera medición de 2014. La adopción homoparental se empinó al 65% en el sondeo, sumando 28 puntos porcentuales más que hace siete años.
En términos prácticos, la iniciativa modifica el Código Civil y otros cuerpos legales para permitir el matrimonio de parejas del mismo sexo y también para regular los derechos y obligaciones que adquirirán quienes lo celebren. Al convertirse en ley, Chile pasa a ser el país número 25 en el mundo en reconocer el matrimonio igualitario y el número 6 de América latina.
Es un importante avance en el reconocimiento de la igualdad ante la ley. Más allá de lo legal, también representa un avance político y cultural sin precedentes. El panorama hoy es muy distinto al de abril de 1973, cuando una protesta homosexual en la Plaza de Armas de Santiago fue denostada por los medios de todos los espectros políticos. En la actualidad no serían aceptables los epítetos y titulares utilizados por la prensa de hace casi 50 años.
En las palabras del propio Presidente de la República, “ no es un tema de izquierda o de derecha ni un tema religioso”, sino que “un tema de libertad, de elegir a quién uno quiera amar; de protección y dignidad de todas las familias”. El martes 7 marcó un hito histórico para el país, en que ha aprobado el reconocimiento de la dignidad, el principio de la igualdad y la no discriminación.