Observar las normas generales de tránsito, conducir de manera defensiva y respetar la vida propia y la de los demás convierte al sistema vial en un ambiente civilizado.
Todo el país asistió estupefacto a las imágenes en que un motociclista rompió el parabrisas del auto de una conductora tras una discusión vial en Santiago. Gracias a que la conductora grabó con su celular la secuencia de eventos, el motociclista fue identificado y formalizado por amenazas, daños y lesiones. Si no fuera por la grabación el insólito arrebato de violencia quedaría invisibilizado, como tantos otros eventos violentos en el tránsito. Y, en este caso, contra una mujer, justamente en la víspera del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer 2021.
Los episodios de violencia entre conductores, como también los accidentes de tránsito, son parte de la rutina también en Biobío. Los medios informan rutinariamente de accidentes descritos como menores, en carreteras y calles urbanas, colisiones como resultado de impaciencia, ansiedad, o descontrol ante cualquier percance, sobre todo en condiciones de alta densidad de vehículos.
Según los especialistas, los episodios violentos en el tránsito guardan relación con el perfil de conductor. Un estudio del Automóvil Club de Chile, elaborado antes del inicio de la pandemia, entregó algunas características sobre el Perfil del Conductor Chileno: en gruesos términos fue catalogado como “imprudente” y “prepotente”. Uno de cada cuatro chilenos maneja en forma agresiva y el 93% tuvo algún evento violento con otro chofer o con otro usuario del sistema vial.
Ante estas situaciones existe una evidente carencia de educación vial, falta de amistad ciudadana y cuidado hacia el otro. La principal causa de accidentes de tránsito mortales se debe a imprudencia al conducir, exceso de velocidad o por no ajustarse a las condiciones de clima y/o camino. Conducir bajo los efectos del alcohol u otras sustancias es otra acción irresponsable que responde por muchos problemas en nuestras calles y carreteras. De hecho, las cifras en pandemia y en tiempos normales indican que el país necesita de políticas integrales para cambiar la mentalidad de los conductores. Observar las normas generales de tránsito, conducir de manera defensiva y respetar la vida propia y la de los demás se traduce en reducción de los accidentes, las agresiones y las muertes. Y convierte al sistema vial en un ambiente civilizado.