Editorial

Es legal, pero no ético

Bajo un sofisticado sistema una persona puede triangular millones y así pagar menos impuestos, entre otros beneficios de la confidencialidad ofrecida por los paraísos fiscales.

Por: Editorial Diario Concepción 09 de Octubre 2021
Fotografía: Pandora papers

Otra vez los paraísos fiscales hacen noticia. La diferencia con situaciones similares del pasado es que ahora la magnitud en términos de documentos y personas involucradas, con nombres y apellidos, no tiene precedentes. Autoridades políticas en ejercicio de sus cargos, empresarios, artistas de diferentes latitudes y hasta un rey y una antigua y conocida congregación de la Iglesia Católica son parte del grupo de personas y firmas — hasta ahora conocidos, dado que es la punta del iceberg — que confían gran cantidad de dinero en territorios que les entregan opacidad.

Los territorios que reciben dinero a cambio de poca o ninguna carga tributaria y privacidad para el titular de los recursos han existido desde hace décadas. Hay países en que la economía tiene sus pilares precisamente en la recepción de millones de dólares bajo una cortina de anonimato. Aunque muchas naciones desarrollaron mecanismos para contener el drenaje de dólares a paraísos fiscales, nadie sabe, a ciencia cierta, la cantidad de personas, empresas y montos que todos los años desaparecen en bancos distribuidos por todo el mundo. Según proyecciones de especialistas, con base en las revelaciones de Pandora Papers, la evasión de impuestos debido a los paraísos fiscales supera los US$600 millones por año. Es decir, existe un sistema de una economía en las sombras que beneficia justamente a los que tienen más recursos. Bajo un sofisticado sistema legal una persona puede triangular millones y así pagar menos impuestos, entre otros beneficios de la confidencialidad ofrecida por tales paraísos fiscales. En cambio, el ciudadano común y corriente debe pagar lo que le corresponde por ley, por ejemplo, en su impuesto a la renta e IVA.

Es necesario avanzar en materia regulatoria, tanto en el ámbito internacional como al interior de los países. Incluir esa materia en una reforma tributaria podría allanar el camino para endurecer las sanciones y establecer mecanismos que entreguen transparencia, por fuerza de ley, a quienes drenen recursos para evadir impuestos. El secretismo es el motor del sistema, en su mayoría legal, pero que carece de fundamentos éticos. Nadie debería tener la necesidad de ocultar sus ingresos. Si lo hace, aunque utilizando mecanismo legales, lanza a sí mismo las luces de la sospecha.

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