Editorial

Lo que oculta el empleo informal

La informalidad, en realidad, enmascara situaciones de trabajo con altos grados de precariedad, y el empleo informal se convierte en un problema para la salud pública.

Por: Editorial Diario Concepción 20 de Septiembre 2021
Fotografía: Archivo

La tasa de ocupación informal en Chile ha variado en torno al 1% hacia arriba o hacia abajo en lo que va del año. En una lectura rápida de los números es posible concluir que de cada cuatro personas ocupadas, una está en la informalidad. Dicho de otra manera: más de dos millones de personas en Chile son informales, de acuerdo con el Boletín de Informalidad Laboral que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Para empeorar, el INE ha revelado en sus informes que más de un 90% de los empleos creados fueron informales.

Biobío pasó por períodos con cifras de informalidad más altas que las actuales. Por años la tasa de informalidad laboral estuvo alrededor del 30%, y entre los vaivenes de la pandemia, llegó a un 27% en junio. En los peores meses de la pandemia hubo un descenso en la cantidad de personas que buscan un puesto laboral. Temor al contagio, cuarentenas y problemas de transporte fueron algunas de las razones señaladas por los especialistas.

Las cifras de la informalidad laboral ponen en duda el relato optimista respecto a la recuperación de la economía y de puestos de trabajo en Chile. Hay una evidente recuperación de la actividad, principalmente en Comercio y Servicios, pero que no se refleja en todos los sectores de la economía. De hecho, el Banco Central ha entregado en la mayor liquidez — derivada de retiros de ahorros y bonos estatales — las razones para la aceleración que ha llevado incluso a una inesperada inflación.

No es tampoco un problema exclusivo para Chile. Tras un año y medio de iniciada la pandemia, los efectos se han hecho notar en una crisis económica, laboral, sanitaria y social en todos los países de América Latina, según los informes de organismos como la Cepal.

La escasez de puestos de trabajo de calidad ha elevado los niveles de desigualdad, puesto que la ocupación informal no ofrece acceso a salud ni previsión social por concepto de un vínculo laboral con un empleador. A esa categoría pertenecen también los familiares no remunerados, que por consenso internacional son informales, y a los empleadores y trabajadores por cuenta propia, dueños de unidades económicas informales. Es decir, que no tienen registro en el Servicio de Impuestos Internos, ni un sistema contable que les permita separar los gastos del negocio de los del hogar. La informalidad, en realidad, oculta situaciones de trabajo con altos grados de precariedad y el empleo informal se convierte en un problema, además, para la salud pública. Y lleva a Chile mucho más cerca a la situación de los países emergentes que a la realidad de naciones desarrolladas.

Etiquetas