La respuesta a la nueva variante debe ser rápida y eficaz, si existe disposición para seguir en la búsqueda por controlar la pandemia. Anticiparnos en respuestas de políticas públicas y de comportamiento ciudadano es tan urgente ahora como lo fue en los momentos más críticos de la crisis sanitaria en Chile.
Se confirmaron 10 nuevos casos de variante Delta en Chile. Los infectados son viajeros chilenos que ingresaron al país a través del Aeropuerto de Santiago entre el 30 de junio y el 3 de julio. La información, dada a conocer ayer por la Seremi de Salud Metropolitana, enciende las alarmas, puesto que los científicos ya anunciaron que la variante Delta está convirtiéndose en la versión dominante en los nuevos contagios alrededor del mundo. La OMS informó que existen cuatro variantes de preocupación (Alpha, Beta, Gamma y Delta) y siete variantes de interés (Epsilon, Zeta, Eta, Theta, Iota, Kappa Lambda). La Delta ya está presente en cien países, es más contagiosa, y el virus crece más rápido dentro de las vías respiratorias de las personas infectadas. Y a medida que se convierte en la variante dominante — caso de Inglaterra y Estados Unidos — se proyecta un rebrote de Covid-19 que podría, otra vez, hacer tambalear los sistemas de atención a salud.
La aparición de esta variante sorprende a Chile en un momento epidemiológico de caída en los nuevos casos de Covid-19, como también de reducción en el número de muertes atribuidas a la enfermedad, según los informes entregados por el Ministerio de Salud. De hecho, la situación epidemiológica interna ha llevado al Gobierno a introducir modificaciones en las etapas del Plan Paso a Paso, lo que se ha reflejado en cambios de fase y flexibilización en las restricciones a quienes han completado el proceso de vacunación. La variante Delta, sin embargo, conlleva nuevos grados de incertidumbre respecto a la evolución de la pandemia.
La respuesta del país a la nueva variante debe ser rápida y eficaz, si lo que se intenta es seguir en la búsqueda por controlar la pandemia. Acelerar el proceso de vacunación, convencer a los rezagados a recibir las dosis indicadas, mantener una constante y eficiente comunicación de riesgo, como también en la necesidad permanente de autocuidado con las medidas de protección personal. Las políticas públicas de rastrear, testear y aislar seguirán igualmente vigentes. Israel, que había relajado en algunas medidas sanitarias — uso de mascarillas y aforos en lugares públicos — se vio obligado a endurecer los protocolos, en una clara muestra de que la flexibilización en el autocuidado se ha traducido en importantes rebrotes de Covid-19. Que la experiencia internacional sirva como lección: Anticiparnos en respuestas de políticas públicas y de comportamiento ciudadano es tan urgente ahora como lo fue en los momentos más críticos de la crisis sanitaria en Chile.