La pandemia trajo un notorio cambio en la cultura organizacional de empresas e instituciones, en los flujos de trabajo, objetivos y expectativas para trabajadoras y trabajadores.
En las últimas semanas se intensificaron los llamados a una “nueva normalidad”, es decir, a una realidad pospandemia, que incluiría el regreso gradual a las actividades presenciales. En la práctica, todavía es una posibilidad para el futuro, puesto que el país sigue inmerso en una crisis sanitaria. Razón por la cual el Estado de Excepción Constitucional fue prorrogado hasta el 30 de septiembre.
Como sea, la pandemia trajo un notorio cambio en la cultura organizacional de empresas e instituciones, en los flujos de trabajo, objetivos y expectativas para trabajadoras y trabajadores. Según diversos sondeos de opinión en el ámbito nacional, el teletrabajo ha llegado para quedarse y la tecnología ayudará a integrar la oficina física con la virtual.
El teletrabajo, sin embargo, es uno de los posibles cambios en el mundo laboral pospandemia. El Foro Económico Mundial calcula que hacia 2025 la automatización eliminará 85 millones de empleos, tal como los conocemos, pero, a la vez, creará otros 97 millones de nuevos puestos laborales. Para 2030 se estima que 100 millones de trabajadores deberán cambiar de ocupación, según el reciente informe “Robo Sapiens: Manual del Futuro del Trabajo”.
En la actualidad ya ocurre. Las tecnologías han permitido el trabajo en forma no presencial para la mayoría de las empresas y organizaciones en Chile. Tanto en las empresas del Estado como en las del sector privado fue necesario implementar modalidades de trabajo a distancia desde el año pasado. Es así que muchas instituciones operan con diferentes modalidades híbridas, con rotación de funcionarias y funcionarios para el desempeño presencial, aforos y protocolos establecidos por las autoridades de Salud.
La continuidad de esa “nueva normalidad” implica grandes desafíos de adaptación a un mundo pos-Covid-19. En la reciente Conferencia Internacional del Trabajo (CIT), los delegados de 181 países que representan a los gobiernos, trabajadores y empleadores enfatizaron la necesidad de cooperación internacional y de las instituciones multilaterales para enfrentar los nuevos escenarios. Solo así será posible lograr una recuperación en empleos de calidad, en una economía que refuerce las protecciones sociales y apoye a las empresas sostenibles.