La familia, los centros educacionales y toda la comunidad tienen responsabilidad frente a un problema que no es individual, sino que de toda la sociedad.
En pandemia ha aumentado el consumo de medicamentos sin prescripción médica y ha caído el consumo de alcohol, reveló la última encuesta del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda). El sondeo arroja, además, que el 33,4% de los encuestados dijo haber consumido más marihuana, un 39,9% indicó haber consumido la misma cantidad, y el 22,2% declaró haber consumido menos desde el inicio de la pandemia.
La encuesta, realizada por Senda y el Ministerio de Salud, buscó evaluar el consumo de alcohol y otras drogas en Chile en el contexto de crisis sanitaria y confinamiento. Entre los hallazgos, se descubrió hay un mayor consumo de medicamentos sin receta como tramal y clonazepam. El 87,7% de los que los usan más (53% de los encuestados) declaró que lo hace por la ansiedad, estrés y/o depresión que le produce la crisis sociosanitaria que lleva ya más de un año.
El consumo perjudicial de sustancias y las adicciones son una pandemia anterior a la pandemia, advierten los especialistas. La salud mental está entre lo más afectado por las restricciones con distanciamiento y confinamiento y sus efectos socioeconómicos. “La pandemia de la Covid-19 nos ha golpeado fuerte en muchos sentidos”, explicó la psiquiatra Carmen Gloria Betancur, directora del Centro de Salud Servicio Especializado en Psiquiatría y Adicciones (Sepya) y académica del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción (UdeC).
Frente a una amplia gama de drogas, la transversalidad de su uso y las facilidades para obtenerlas y consumirlas, los especialistas insisten en la importancia de la prevención. Educar, prevenir el consumo de drogas y promover hábitos de vida saludable son tareas que deben ser fomentadas tempranamente en la infancia, dado el inicio precoz en el uso de sustancias. Esto es necesario mantener por toda la vida, como también estar atentos para saber cuándo alguien necesita ayuda especializada. “No podemos esperar a que lleguen leyes o nuevos estudios mientras dejamos que nuestros jóvenes se intoxiquen todos los días”, enfatiza la psiquiatra. La familia, los centros educacionales y toda la comunidad tienen responsabilidad para un problema que no es individual, sino que de toda la sociedad.