El año pasado, en medio al debate sobre los recortes para 2021, distintas voces reiteraron que el poder central “no cree en las regiones, construyen indicadores que no miden nada y rebajan presupuestos sin dar mucha explicación”.
Ya lo dijimos antes: los gobiernos regionales deben ser más que administradores de recursos. Pero no cuesta repertirlo ahora que Biobío alista sus cálculos con la Dirección de Presupuestos (Dipres) para la asignación del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (Fndr). En 2020, el Gobierno Regional propuso a la Dipres $122 mil millones para el Fndr de 2021, y obtuvo $85.851 millones. En 2019 también se proyectaron recursos que finalmente llegaron con un recorte de 40%. Para 2022, la Dipres sugiere, como máximo, otros $85 mil millones, mientras que un grupo de consejeros regionales estima que serán necesarios $119 mil millones.
La asignación de recursos desde las oficinas en Santiago no toman en cuenta la opinión de las regiones. Al menos así parece al constatarse un recorte de 40% que se ha convertido en tendencia. Y seguirá siendo, puesto que si bien el proyecto de Descentralización Financiera entrega más autonomía y responsabilidad fiscal a las regiones, sigue siendo centralista, dado que la definición de los recursos permanecerá lejos de los gobiernos regionales. Es decir, el proyecto mantiene las actuales condiciones de control de los recursos, y a los gobiernos regionales les corresponderá el mero rol de administrador de los fondos asignados.
Tal escenario no es auspicioso ante la inédita elección de gobernadores y gobernadoras regionales. La iniciativa de Ley de Rentas Regionales, la Ley de Fortalecimiento de las Regiones y otras iniciativas descentralizadoras todavía dormitan en el Congreso.
Es cierto que llegan a la región recursos de distintas fuentes, y que el Fndr es solo una de ellas. Pero no es menos cierto que con ese fondo se ejecuta una gran cantidad de proyectos que fueron presupuestados. Iniciativas para el fomento del sector turístico, cultural, barrios comerciales, pesca, pymes y emprendimientos familiares, además de obras de infraestructura.
El año pasado, en medio al debate sobre los recortes para 2021, distintas voces reiteraron que el poder central “no cree en las regiones, construyen indicadores que no miden nada y rebajan presupuestos sin dar mucha explicación”. Más que nunca se hace necesaria la unidad de propósitos para interceder por los recursos para Biobío.