Luego de los resultados que arrojen las urnas, el país comenzará una agenda con nuevas caras en la política nacional y con más voces ciudadanas.
Las elecciones que se realizarán el fin de semana son históricas por varias razones: por la cantidad de postulantes, por el gran número de cargos públicos que están en juego en la disputa democrática y por la concentración de diferentes autoridades que estarán bajo el escrutinio ciudadano. Pero, por sobre todo, porque se elegirá, por primera vez en la historia de Chile, a la máxima autoridad regional a través del voto directo. También por voto popular, por primera vez en la historia republicana, a ciudadanos que participarán en la redacción de una nueva carta fundamental.
Para que la ciudadanía pudiera llegar a los centros de votación el sábado 15 y el domingo 16 hubo que hacer un largo recorrido de manifestaciones, demandas, acuerdos, ajustes y cambios en la estructura política del país. El llamado “estallido social” de 2019 fue determinante para que dirigentes de casi todo el espectro político decidieran reunirse para establecer acuerdos que, finalmente, se materializaron en la aprobación del Plebiscito realizado el 25 de octubre de 2020. Ese día, la ciudadanía se inclinó a favor de una nueva carta fundamental a través de una Convención Constitucional que incluyera representantes alejados del statu quo partidario. El fin de semana, la ciudadanía elegirá a 155 constituyentes, observando la paridad, la participación de personas en situación de discapacidad, de los y las independientes, y de los pueblos originarios.
Dada la magnitud de la elección en dos días, se esperan protocolos, normas e instrucciones para realizar el proceso. Requiere un gran trabajo de organización y logística para facilitar el acceso de la ciudadanía a los centros de votación y, a la vez, garantizar comicios que no impliquen riesgos. Se espera una celebración democrática en que las y los electores puedan concurrir con tranquilidad a las urnas, evitando amontonamientos y aglomeraciones.
Luego de los resultados que arrojen las urnas, el país comenzará una agenda con nuevas caras en la política nacional y con más voces ciudadanas dedicadas a elaborar directrices en áreas como salud, medio ambiente, educación, viviendas, pueblos originarios, políticas de género y muchas más. Una agenda orientada a priorizar la gobernanza horizontal, la revalorización de la democracia desde el territorio y el ejercicio del poder local.