Editorial

El superciclo del cobre y la licencia social

El país podría obtener alrededor de 10 mil millones de dólares adicionales en tributos por la minería del cobre. La mejor recaudación debe ser asignada a paliar los efectos de la pandemia, pero también con visión a largo plazo.

Por: Editorial Diario Concepción 09 de Mayo 2021
Fotografía: Archivo

El alza sostenida del precio del cobre en 2021 tiene varias aristas positivas. Como principal producto de exportación del país, un cobre en alza presiona el dólar hacia abajo, favoreciendo las importaciones. Se genera una señal de recuperación económica, favorece a toda la cadena productiva vinculada a ese sector y, quizás el efecto más visible y de gran importancia en la actual pandemia, se incrementa la recaudación fiscal generada por el metal rojo.

De hecho, los resultados de Codelco en los primeros tres meses del año son reveladores: excedentes por US$1.627 millones, frente a los US$54 millones del año pasado. El actual momento es tan bueno que ha sido el mejor primer trimestre para la estatal desde 2011.

Proyecciones iniciales indican que, de mantenerse estos niveles de precio, el país podría obtener alrededor de 10 mil millones de dólares adicionales en tributos por la minería del cobre. Según ha divulgado la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), “por cada centavo de dólar promedio anual que aumenta la cotización del cobre, Chile incrementa sus ingresos en US$125 millones por exportaciones y el fisco en US$60 millones por concepto de excedentes de Codelco y tributación de la minería privada”.

En noviembre, el Ministerio de Hacienda estimó que el precio del cobre sería de 2,88 dólares, en promedio, para este año. Con el superávit generado en lo que va de este 2021, las arcas fiscales tendrán recursos por sobre lo esperado. El erario tendrá mayor capacidad para financiar los programas creados con el objetivo de suavizar los efectos de la pandemia en materias económicas y sociales.

Como se sabe, el precio del cobre es altamente volátil, puesto que depende del comportamiento de los mercados internacionales. Esa realidad entrega mayor responsabilidad a quienes cumplen el rol de administrar las arcas del Estado. Así, la mejor recaudación proveniente del buen precio del metal debe ser asignada con visión a largo plazo. Es decir, por un lado, focalizar el apoyo a quienes más necesitan en la actual crisis sanitaria. Por otro, urge orientar recursos con una agenda que contemple la investigación, la innovación y el desarrollo de tecnología nacional. La industria minera, cuestionada por las externalidades que genera, podría recibir la anhelada “licencia social”.

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