El lunes 11 de enero, el Presidente de la República, Sebastián Piñera, presentó al Palacio Pereira, ubicado en la Región Metropolitana, como sede de la Convención Constitucional. Según información disponible en el portal del Gobierno de Chile, el mencionado espacio es una obra que data del siglo XIX, que fue recuperada y adquirida por el Estado para albergar al Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. No obstante, el Jefe de Estado, en pleno uso de sus facultades constitucionales, determinó que fuera cedido para el trabajo de los futuros convencionales constituyentes. Ese día, el Presidente Piñera dijo que “como Gobierno queremos que este Proceso Constituyente sea ciudadano, participativo y transparente, para que todas las chilenas y chilenos puedan participar y ser protagonistas de esta nueva Constitución y el desarrollo de nuestro país”.
Pese a la designación del espacio, para los mencionados fines, el diputado del Distrito 20, Félix González, presentó un “proyecto de reforma constitucional para que la Convención Constitucional funcione en la Región del Biobío”, así tal cual, fuera de Santiago.
¿Capricho? Al parecer no. En la moción el parlamentario, justamente, se encarga de manifestar que no se trata de una propuesta “antojadiza” y menciona ideas y conceptos relacionados con empoderamiento regional, descentralización, participación y control ciudadano.
En la iniciativa expone tres puntos: uno histórico, relacionado con la declaración de la Independencia en la plaza del mismo nombre de Concepción (más allá de la polémica con Talca); otra que alude a la plurinacionalidad del territorio, considerando “la frontera entre españoles y mapuches”; y, finalmente, uno geográfico y logístico (“el aeropuerto Carriel Sur está a 15 minutos en vehículo de la capital regional” y “en la Región del Biobío se encuentran todos los servicios necesarios para el desarrollo de las actividades”, se expone).
Con el traspaso de competencias desde el nivel central a las regiones en curso, y la futura elección de gobernadores regionales, ¿acaso no estamos viviendo o estamos ad portas de vivir uno los cambios administrativos más importantes, sobre fortalecimiento regional, desde el retorno de la democracia?
Entonces, ¿no valdrá la pena, al menos, pensar y discutir una idea que está en la misma sintonía?