Editorial

Discursos de odio

La libertad de expresión es uno de los puntos básicos de los derechos humanos. Pero el derecho de opinión de una persona, interpretado como un derecho humano, tiene su límite justamente dónde comienzan los derechos de los demás.

Por: Editorial Diario Concepción 31 de Julio 2020
Fotografía: Contexto

Recientemente, la Oficina para América del Sur de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos destacó la necesidad de que el Estado tome cartas en contra de los discursos de odio que habitualmente proliferan a través de redes sociales. En Chile, crecen las denuncias de personas que han sido víctimas de diversos actos de acoso, amenazas, insultos y otras manifestaciones de violencia. Los ataques se han incrementado durante el período de confinamiento por la crisis sanitaria de Covid-19, y están orientados a temas de raza, religión y orientación política y sexual.

Cabe preguntarse por qué y a quiénes le interesan las prácticas como funas, desprestigio y hasta la violencia física. Lo más probable es que existan incentivos para estas acciones: sirve como adhesivo social para determinados grupos, además de una potencial impunidad derivada del anonimato en que suelen cometer sus actos.

Calificar a personas o grupos como peligrosas o inferiores no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad. Generalizar sobre las creencias, opiniones, nacionalidad y orientaciones políticas y sexuales de otras personas ha ocurrido muchas veces en el pasado y ha conducido a tragedias. Y hoy las redes sociales están repletas de comentarios de generalizaciones. Las personas con orientación sexual no bipolar tienen cierta inclinación por abusos sexuales. Los inmigrantes europeos son mejores que los latinoamericanos. En Chile somos resistentes a cumplir con las medidas restrictivas para controlar la pandemia. Generalizaciones por todo lado.

Los estudios han demostrado que los ataques o discursos de odio en las plataformas digitales se realizan, en su mayoría, a través de perfiles falsos, ocultando la identidad de los perpetradores.

Cuando se inician acciones que buscan sancionar a quienes promueven hostilidades y odio en las redes, siempre se esgrime el argumento de la libertad de opinión. El problema es que se utiliza la libertad de opinión y libertad de expresión como un escudo para atacar a los demás. La libertad de expresión es uno de los puntos básicos de los derechos humanos. Pero el derecho de opinión de una persona, como un derecho humano, tiene su límite justamente dónde comienzan los derechos de los demás.

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