Editorial

Quienes no respetan las medidas sanitarias en Bío Bío

Cuando una persona se expone conscientemente a los riesgos de contagio, también expone a sus familiares, conocidos, colegas de trabajo y estudio. El respeto a las normas y restricciones en una pandemia no es un asunto de particulares, y no puede quedar circunscrito al derecho del individuo a circular libremente. No cuando vive en una sociedad que ha definido normas y leyes para enfrentar una materia de salud pública.

Por: Editorial Diario Concepción 09 de Julio 2020
Fotografía: Archivo | Agencia UNO

Más de 8.100 personas (el número va en aumento) han sido detenidas por no respetar el Toque de Queda en la Región del Bío Bío. Un promedio de 100 personas, todas las noches, y algunos son reincidentes. En los cordones sanitarios establecidos para el Gran Concepción, hay similar incumplimiento por una parte de la población. Hubo 2.240 conductores devueltos a sus lugares de origen solamente en el último fin de semana largo. No portar salvoconducto y conducción en estado de ebriedad están entre las conductas detectadas por las autoridades. También se han reportado detenciones por fiestas clandestinas, carreras callejeras y actividades masivas que no deberían ocurrir bajo el actual Estado de Catástrofe.

Estos comportamientos de poco o nulo respeto a las medidas preventivas contrastan con el avance del coronavirus en Bío Bío. En lo que va de julio, se acumulan más de 1.200 nuevos casos confirmados de Covid-19, un promedio de 149 cada día. Un verdadero columpio de los números: 102 nuevos casos para el martes 7 de julio y 194 nuevos para el domingo 5.

Por ahora, resultaría difícil sostener argumentos contrarios a la necesidad de medidas restrictivas. Fueron establecidas para contener la pandemia y una “leve mejoría” todavía no se ha observado en Bío Bío. En concreto, en la última semana de junio se acumuló casi la cuarta parte del total de contagiados en tres meses.

El respeto a las normas y restricciones en una pandemia no es un asunto individual, y no puede -y de hecho no está- quedar circunscrito al terreno de la facultad de ir y venir, al derecho del individuo a circular libremente. No cuando vive en una sociedad que ha definido normas y leyes para enfrentar una materia de salud pública. Cuando una persona se expone conscientemente a los riesgos de contagio, en actividades que no están permitidas, también expone a sus familiares, conocidos, colegas de trabajo y estudio. Atenta contra la salud pública y contra todos los esfuerzos realizados por los profesionales de la salud, autoridades, académicos e investigadores involucrados en combatir la Covid-19.

Iniciativas que buscan aumentar las sanciones por incumplimientos ya tramitan en el Congreso. Los argumentos, advertencias y cifras de contagiados y fallecidos no han convencido a todos de la gravedad de la situación. Quizás las sanciones sean más convincentes.

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