Un ex dirigente defensor de las regiones, solía ironizar al decir “que eso de entregar poder, le caía muy mal a mucha gente” (...). A juzgar por los hechos, eso seguirá sin cambiar por algún tiempo más.
El proyecto de Ley que limita la reelección de las autoridades políticas (concejales, alcaldes, consejeros regionales, diputados y senadores) fue foco de un amplio debate durante los últimos meses de pandemia. Y no fue nada fácil, considerando la retroactividad del proyecto que, finalmente, fue aprobada y que dejó en muy mal pie a algunos diputados y alcaldes que buscarían un nuevo período en sus respectivos cargos.
No obstante, en los últimos días ha surgido una iniciativa desde los partidos políticos del oficialismo que busca que el proyecto, que ya fue despachado desde el Congreso para su promulgación, sea objeto de un veto presidencial, en particular, en lo que dice relación con la elección de los alcaldes. Lo anterior, argumentando que dichos comicios se deberían celebrar en octubre de este año, pero al igual que muchas otras votaciones, fueron pospuestos producto de la crisis sanitaria que aún enfrentamos.
La idea ya generó rechazo en algunos sectores. En los últimos días la Asociación Nacional de Consejeros Regionales (Ancore), a través de una declaración pública, manifestó su opinión contraria a cambiar las reglas del juego en beneficio de unos pocos y volvió a poner en discusión las inhabilidades de las que son objeto cada vez que alguno de sus representantes apunta a una elección municipal o parlamentaria (por ley deben renunciar un año antes de cualquiera de dichos comicios).
En este punto, los alcaldes no han manifestado una opinión común, quizás, esperando el desenlace de los acontecimientos en curso.
En estos últimos días, además, el Consejo Regional del Bío Bío entregó su propuesta para el Fondo Nacional de Desarrollo Regional del próximo año, y algunos de sus representantes, advirtieron-criticaron que dicha propuesta incluía la petición de la Dirección de Presupuesto de considerar un recorte en los dineros percibidos el presente año. “Otra vez debemos pagar las regiones”, se escuchó decir a más de un consejero.
Al momento de hablar de descentralización, un ex dirigente defensor de las regiones, solía ironizar al decir “que eso de entregar poder, le caía muy mal a mucha gente” y que perpetuar poder ya era “una vieja tradición” en nuestro país. Posiblemente, a juzgar por los hechos, eso siga sin cambiar por algún tiempo más.