En los últimos cuatro días, se sumaron 896 positivos y, de los 4 mil 911 casos acumulados, 2 mil 193 se mantienen activos.
El 6 de abril se comenzaron a aplicar las primeras cuarentenas en el Bío Bío, particularmente, en San Pedro de la Paz y Hualpén. “Tenemos 383 casos positivos, lo que equivale al 8% del total nacional. Las decisiones que hemos adoptado con las autoridades tienen un fin claro. Queremos resguardar la salud de los habitantes de nuestra región”, dijo en la oportunidad el intendente Sergio Giacaman.
La medida se extendió por 10 días y, aunque contribuyó a controlar los contagios que estaban disparados en ambas comunas, las críticas de sus respectivos alcaldes, aunque con matices, no se hicieron esperar. Mientras la jefa comunal hualpenina, Katherine Torres, se refería en duros términos a la decisión del Ministerio de Salud, la autoridad sampedrina, Audito Retamal, advertía sobre la proximidad del invierno y el aumento de los virus que provocan las enfermedades estacionales.
Desde entonces, salvo medidas de control en el ingreso a comunas como Coronel o Alto Bío Bío y los cordones que se han instalado en el Gran Concepción en los denominados “fin de semana largo”, la Región no ha experimentado medidas más restrictivas, a diferencia de lo que ha ocurrido con otros territorios del país.
En ese contexto, la autoridad regional ha concentrado su estrategia en aislar casos positivos en residencias sanitarias, aumentando el números de testeos (Bío Bío es la segunda región en Chile que realiza más exámenes de PCR) y controlando la trazabilidad. La cuarentena, se ha dicho, es la última opción.
En la semana reciente, coincidiendo con la salida del ahora ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, los casos en la Región han aumento significativamente. En los últimos cuatro días, se sumaron 896 positivos y, de los 4 mil 911 casos acumulados, 2 mil 193 se mantienen activos. Ayer el seremi de Salud, Héctor Muñoz, en su tradicional reporte, dijo que a los actuales 34 fallecidos, se podrían sumar otras 23 víctimas fatales que pudieron haber tenido su trágico desenlace producto del virus. Cifras más, cifras menos, las actuales condiciones distan bastante de ser mejores que ese lejano 6 de abril.
Las autoridades parecen saberlo, o al menos, intuirlo. Sus dichos en estos últimos días insistiendo en el autocuidado y, advirtiendo que debemos estar preparados para cualquier eventualidad, parecen hablar por sí solas.