Editorial

Entre la ficción y la realidad

En la obra de Camus, las reacciones de la población tienen parecido con la actualidad. En las primeras semanas, la creencia de que nada –la peste o la Covid-19– afectará la vida “normal”. Con el tiempo, no hay cómo refutar la realidad.

Por: Editorial Diario Concepción 30 de Mayo 2020
Fotografía: Agencia UNO

Tal vez sea otra noticia falsa que circula por las redes sociales, quizás un episodio más de la sobreabundancia informativa provocada por el coronavirus –que incluso ha generado el neologismo infodemia. Pero circula la información de que hay un renovado interés por la obra La Peste, del francés nacido en Argelia, Albert Camus (1913-1960). Publicado en 1947, el libro sería bestseller de ventas en Francia e Italia en los días que corren y lo mismo habría ocurrido en Japón tras la catástrofe de Fukushima en 2011. Como toda gran obra, tiene profundas enseñanzas que pueden ser útiles en momentos de crisis, lo que habría motivado a nuevas lecturas.

La trama ocurre en una ciudad argelina llamada Orán, muy parecida a cualquiera de las ciudades de hoy día. Tras la aparición de la primera muerte por una desconocida enfermedad y, luego, otras muertes más, la población no creía que se tratara de algo importante. Pasa lo mismo hoy: para la mayoría, es difícil creer en las plagas, aunque estén a la vuelta de la esquina, y la comparación y las similitudes con la actual pandemia es inevitable. “Nuestros conciudadanos (…) pensaban que todavía todo era posible para ellos, lo cual daba por supuesto que las plagas eran imposibles. Continuaban haciendo negocios, planeando viajes y teniendo opiniones. ¿Cómo hubieran podido pensar en la peste, que suprime el porvenir, los desplazamientos y las discusiones? Se creían libres y nadie será libre mientras haya plaga”, cuenta el narrador de la novela.

Las reacciones de la población tienen parecido con la actualidad. En las primeras semanas, la creencia de que la enfermedad –la peste de Camus o la Covid-19– no afectará nuestra vida normal. Con el tiempo, no hay cómo refutar la realidad: “A partir de ese momento, se puede decir que la peste fue nuestro único asunto”, reza el texto. “Pero si esto era el exilio, para la mayoría era el exilio en su casa”, dice el narrador en otro momento, que bien podría referirse a las cuarentenas. La novela conlleva una reflexión de tipo filosófico, sobre los valores de solidaridad, “la lucha sobrehumana” de los profesionales de la salud, y de la “decencia” de la que habla Camus. “Al convertirse la peste en el deber de unos cuantos, se la llegó a ver realmente como lo que era, esto es, cosa de todos”. El autor francés llega al final del libro con una conclusión optimista tras observar grandezas y pequeñeces de los seres humanos, y concluye que, en medio de tantas aflicciones, lo que uno constata es que “en el hombre hay más cosas dignas de admiración que de desprecio”. Al menos en este caso, ojalá la realidad supere la ficción.

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