Hay posibilidad de que la grave amenaza generada por la pandemia pueda ser utilizada con fines políticos. Es hora de actuar a la altura de los acontecimientos.
La expansión del coronavirus en Chile ha sido explosiva. No es una frase de efecto, sino la realidad. Cuando se confirmó el primer caso de contagio, el día 3 de marzo, se dijo que el número de casos positivos se duplicaría cada 4 días.
Bajo ese pronóstico, el 13 de marzo deberían ser 5 o 6 casos, pero ya sumaban 43. Al 17 de marzo deberían ser, según lo anunciado, no más de 10 o 12 casos confirmados. Pero entonces, oficialmente, Chile tenía 201. Y así llegamos al 19 de marzo con 342 casos confirmados.
Estos números reflejan la seriedad del tema. Si siguiera una tendencia conservadora de duplicarse cada 4 días, Chile tendrá más de 5 mil casos en 2 semanas y más de 10 mil en un mes. Si ocurriera el crecimiento exponencial que se ha observado en los últimos días, la mayoría de los contagiados no tendrá posibilidad de atención en actual sistema de salud instalado en Chile. Lo anterior por la proyección de que un 10 a 15% serán afectados con gravedad y necesitarán atención médica especializada.
Es por ello que el llamado es a extremar todas las medidas posibles para prevención del contagio. Aislamiento social responsable, evitar salir, no realizar visitas, como también la restricción de la movilidad. Los especialistas han repetido una y otra vez: aislamiento social estricto. Toda la población.
Eso significará un impacto en el comercio, en la producción, en la demanda de bienes y servicios. Seguramente traerá coletazos en las cifras de desempleo, en la recaudación y en el crecimiento del país. Estos efectos se harán notar. Pero con las medidas adecuadas y el compromiso de chilenos y chilenas, es posible minimizar los efectos de una crisis sanitaria.
Lejos de ser un mensaje alarmista, se trata de evitar lo peor. La única posibilidad de contrarrestrar una catástrofe es la solidaridad, cuidándonos entre todos.
Hay posibilidad de que la grave amenaza generada por la pandemia pueda ser utilizada con fines políticos. Lo que menos necesita el país es pasar de una pandemia sanitaria a una pandemia política. En algunos países ya lo estamos viendo. Por ejemplo, por ocasión de la elección presidencial en los Estados Unidos en noviembre de este año. En Chile, es hora de actuar a la altura de los acontecimientos y de lo que espera la ciudadanía.