Editorial

Falta diálogo y tolerancia para construir un nuevo Chile

La crisis del país es tan profunda que, de no mediar un diálogo fructífero y una tolerancia mayor ante posiciones distintas, difícilmente Chile podrá superar este conflicto.

Por: Editorial Diario Concepción 29 de Febrero 2020
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

En el actual escenario, a dos meses de producirse el plebiscito en el que la ciudadanía expresará su acuerdo o no con un cambio constitucional, las señales orientadas hacia un necesario tránsito que permita recuperar la denominada paz social, aún se observa lejana.

El problema se suscita porque, desde las propias dirigencias político-sociales nacionales, se aprecia una suerte de crispación de un diálogo necesario para enfrentar un proceso complejo que, por lo mismo, requiere de generosidad y voluntad políticas.

Sólo en los últimos días, ni siquiera en el oficialismo es posible observar consenso para los difíciles meses que se avecinan. El miércoles, Mario Desbordes criticaba el accionar del gobierno ante la crisis indicando que “Nosotros cometemos el error de mezclarlos a todos, al manifestante pacífico y al violento”, en tanto ayer Francisco Chahuan le señalaba a Jacqueline van Rysselberghe que “tenemos que ser cuidadosos de no emitir frases que sigan polarizando al país”.

En la oposición, tampoco se distingue consenso en la manera de abordar los conflictos socio-políticos por los cuales atraviesa el país. Todos se enteraron de la ácida reacción de antiguos personeros de la ex Concertación, como Heraldo Muñoz, ante las críticas del alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, en el sentido de que este con glomerado esperó 30 años para intentar llegar a una nueva constitución. O la fría reacción de los presidentes de los partidos de la ex Nueva Mayoría ante la carta suscrita por alrededor de 250 dirigentes en orden a alcanzar un nuevo acuerdo por la paz social.

En Concepción y en un ámbito mucho más cercano a las ciudadanas y ciudadanos, hace pocos días, circulaba un video que mostraba cómo partidarios del acuerdo y de los que rechazan una eventual nueva constitución se trenzaban en fuertes discusiones que marcaban esencialmente intolerancia, mientras un grupo de jóvenes por séptima vez volvían a producir severos daños al interior del campus central de la Universidad de Concepción.

La crisis del país es tan profunda que, de no mediar un diálogo fructífero y una tolerancia mayor ante posiciones distintas, difícilmente Chile podrá superar este conflicto que continúa produciéndose camino a los 5 meses de haberse iniciado el estallido social.

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