Editorial

27/F: aprender de lo sucedido para estar mejor preparados

Más allá de buscar culpables y responsabilidades, lo cierto es que también se debe poner el foco en qué aspectos no funcionaron bien y pueden corregirse de cara al futuro.

Por: Diario Concepción 23 de Febrero 2020
Fotografía: Agencia UNO

Un terremoto, independiente que pueden haber mediciones y expertos que vaticinen que un fenómeno así llegaría a producirse, sin dudas, es un acontecimiento para el que nadie puede estar 100% preparado. La fuerza de la naturaleza es impredecible y tal como pasó el 27 de febrero de 2010 en el país, y con especial énfasis en nuestra Región, sus consecuencias no se anticipan y sólo se dimensionan realmente tras la catástrofe.

A nivel local, hubo muchas víctimas. Destrucción material importante, con caídas de edificios y puentes. La zona costera afectada por el tsunami quedó con un rostro irreconocible, con daños gravísimos que costó años reparar y que, en algunos casos, aún están en proceso de restauración.

Pasados los días, comenzaron a buscarse no las causas del sismo, sino qué cosas no funcionaron bien y se pudieron evitar, sobre todo, víctimas fatales. El Shoa, el Centro Sismológico Nacional, la Onemi y sus funcionarios fueron de los más cuestionados, y a nivel local, la incomunicabilidad casi generalizada también dejó en claro que hay servicios que no estaban debidamente preparados para una emergencia de tamaña magnitud.

En la zona costera no existía señalización ni tampoco la debida instrucción y conocimiento de su población para saber qué hacer en casos así. En el ámbito de las edificaciones, lo que pasó con el Alto Río, también dio señales que en materia de construcciones hay aspectos que no estaban bien regulados.

Más allá de buscar culpables y responsabilidades, lo que igualmente debe hacerse en este tipo de situaciones, es poner el foco en qué aspectos no funcionaron bien y pueden corregirse de cara al futuro. En ese sentido, de inmediato surgen algunas preguntas:¿Los servicios de emergencia se modernizaron y ahora podrían actuar de una forma más rápida y efectiva? ¿Las autoridades cuentan con soportes de comunicación probados y que se mantendrían funcionando sin problemas ante una catástrofe similar?

En el borde costero, ¿existe una señalética clara, bien distribuida y conocida por sus habitantes? ¿sabe su población qué debe hacer ante una situación de emergencia? Y en el plano de la construcción, ¿hay mayores exigencias para quienes quieren levantar edificios? Respuestas que, sin dudas, ayudarán a estar mejor preparados.

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