Editorial

La capacitación de adultos mayores a la tecnología del trabajo

La barrera más importante para la ocupación de adultos mayores, además de limitados cupos, es que el mundo del trabajo ha cambiado con notable velocidad, específicamente en lo que se refiere a la incorporación en tareas laborales de las nuevas tecnologías.

Por: Editorial Diario Concepción 30 de Noviembre 2019
Fotografía: Pixabay

En una forma de reaccionar solo cuando el tigre ha salido de la caja, el que ahora, más que nunca, evidencia su peligrosidad, tardamos en responder al hecho de que nos estamos convirtiendo en un país cada día más longevo. No se necesita, en realidad, otras cifras, además de las ya disponibles, para insistir en tal trascendencia y la serie de problemas que traerá como consecuencia seguir ignorando su importancia. En resumen, Chile no tiene respuestas adecuadas a la magnitud del problema y claramente no está a la altura de las circunstancias; las medidas, a pesar de una amplia publicidad, son tibias y localizadas.

De acuerdo con los últimos datos del Censo abreviado de 2017, las cifras actuales son de por sí elocuentes. La población de adultos mayores llegó a las 2 millones 800 mil personas, lo que corresponde a un 16,2% del total de la población. Además, según la encuesta Casen del mismo año, este mismo segmento etario superó por primera vez al grupo de quienes tienen 15 años, con una tendencia muy fuerte a que en el año 2050 el 40% de la población sea mayor de 60 años en nuestro país.

Basta con pensar en el número de personas mayores de esa edad capaces de seguir trabajando al menos otra década para entender la imposibilidad de mantenerlos en condición pasiva y, por lo mismo, la necesidad urgente de encontrar oportunidades laborales para ese creciente segmento de la población. No hay dudas de que esta situación afecta y afectará el mercado laboral chileno, pues el envejecimiento de la población también conlleva un aumento potencial de los colaboradores en este rango etario, con un perfil diferente a los trabajadores más jóvenes, aspecto que complica aún más una hipotética inserción en el mundo del trabajo.

En opinión de la gerenta de marketing de Laborum, uno de cada cinco adultos mayores declara trabajar y muchos de los restantes su deseo de seguir haciéndolo. La explicación de esta situación muy probablemente se deba a las bajas pensiones, por lo que trabajar ayuda en temas económicos; pero, además, en una importante proporción, el desarrollo personal también se encuentra entre las motivaciones para continuar laborando.

La barrera más importante para la ocupación de adultos mayores, además de limitados cupos, es que el mundo del trabajo ha cambiado con notable velocidad, específicamente en lo que se refiere a la incorporación en tareas laborales de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, para el director del Centro de Estudios de Fundación País Digital, “las personas que no utilizan internet, quedan fuera de todos los beneficios vinculados a su uso, una diferencia que se acrecienta con el paso del tiempo, desarrollándose como un fenómeno de exclusión social”. De lo anterior, se desprende, en consecuencia, la necesidad de capacitación continua que permita la inserción y permanencia laboral de este grupo de personas.

El estudio “Brecha en el uso del Internet”, realizado por la Fundación aludida, señala que las personas de la tercera edad, de los 60 hasta los 80 años y cuarta edad, de los 80 años en adelante, constituyen, en proporción, el menor número de usuarios de Internet. De hecho, entre quienes tienen más de 80 años, solamente un 9,8% usan las plataformas web.

Con la manifiesta motivación de los mayores por seguir siendo productivos, es muy posible dar la oportunidad de nuevos aprendizajes para facilitar su adaptación a la automatización, la inteligencia artificial y robótica en el mundo del trabajo, en un colectivo que a su favor reúne la experiencia y el compromiso con la tarea que desempeñan, entre otras competencias blandas que, por lo general, no han sido valoradas como corresponde.

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