Editorial

La necesidad de restablecer las rutas del diálogo

La misma clase media, la que esperanzada, fue probablemente la que le diera una base política al actual gobierno, es la que percibe con mayor agudeza que sus expectativas no se estaban cumpliendo.

Por: Editorial Diario Concepción 28 de Octubre 2019
Fotografía: Agencia UNO

Para avanzar hacia el encuentro de los acuerdos necesarios para solucionar los múltiples asuntos que han motivado la manifestación más multitudinaria desde el restablecimiento de la democracia en nuestro país, debe existir un ánimo común de actuar en paz y sinceridad, debe haber mutuas muestras de ánimo constructivo, teniendo presente, con igual fuerza en ambas partes, el bien superior del país y el bienestar de todos los chilenos.

Nuestra ciudad fue sometida otra vez a un duro castigo, como indeseada consecuencia de una marcha pacífica, en demanda de respuestas del gobierno al justo petitorio de un cambio sustantivo en el modelo de desarrollo existente, que con la sola meta de la producción y el crecimiento material de unos pocos, ha olvidado las demandas y necesidades de los demás, postergándolas hasta un indefinido momento cuando ese crecimiento alcance a todos.

No hay duda alguna en cuanto a la justicia de las demandas. La mirada internacional, lejana y por eso mismo de mayor objetividad, describe la situación como el resultado de una presión insostenible sobre la capacidad de los chilenos para verse postergados por décadas. A pesar de la caída de la dictadura, señalar, como se ha hecho internamente todo el tiempo, que el costo de crecer ha sido abusivo y dramáticamente inequitativo para la mayoría de la gente.

Se ha mencionado la gota que rebasó el vaso, pero esa analogía resulta inapropiada porque las situaciones de injusticia son muchas otras gotas que han terminado por desbordarlo. La lista es demasiado larga y se ha expuesto incansablemente por las vías que corresponde, sin resultados o estos han sido más bien cosméticos, ofrecimientos de denominación mediática, pero que en los hechos no son más que lo mismo, favoreciendo a universos acotados y dejando a la mayoría sin beneficios.

La misma clase media, la que esperanzada fue probablemente la que le diera una base política al actual gobierno, es la que percibe con mayor agudeza que sus expectativas no se estaban cumpliendo. Particularmente la juventud, que sin cargas de memoria de hechos acaecidos hace decenios en el país, aspira al integrase al mundo de hoy, con una actitud que claramente señala el cambio de Chile, no ahora mismo, pero en su horizonte próximo, el Chile donde nuestros jóvenes quieren vivir.

Sin embargo, algunas manifestaciones terminan en grupos pequeños que causan daños graves por actos de vandalismo frente a los cuales responde la acción de las fuerzas del orden, que actúan ante el deber del Estado de proteger a la ciudadanía y los bienes públicos, a pesar que desde el Ejecutivo llegan mensajes de apertura a un diálogo, cuyos resultados hay que tener la oportunidad de probar en paz. Tiene que haber la oportunidad de probar que la democracia, que costó tanto recuperar, es suficiente, que las partes pueden llegar a un acuerdo en bien de la Patria de todos.

Todas las organizaciones han llamado al diálogo, a la reflexión con ánimo constructivo, se declara la necesidad de volver a la normalidad y avanzar con altura de miras. Sin embargo, paralelamente hay quienes actúan con violencia, alterando el orden público y generando alarma y preocupación al ciudadano común, que ve amenazada su fuente laboral, que ve restringida su capacidad de movilizarse y temor por su seguridad. Es imperioso restablecer con buena voluntad la paz en Chile y avanzar en la solución de las demandas de la ciudadanía, garantizar con ellas que la mejor Patria es posible.

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