Editorial

La actitud de María Antonieta en nuestra clase política

Por sus dichos, la clase política parece haber perdido su capacidad de empatía con vastos sectores sociales, por insensibilidad ante los problemas del ciudadano común.

Por: Editorial Diario Concepción 13 de Octubre 2019
Fotografía: Archivo Copesa.

Aunque no haya sido cierto el cruel comentario de la reina de Francia, María Antonieta, después de enterarse del motivo de las protestas del pueblo; la falta de harina para hacer pan: ”qu’ils mangent de la brioche”; que coman pasteles, la expresión quedó en la memoria colectiva como ejemplo de su frivolidad e insensibilidad ante el sufrimiento de sus súbditos o, más aún, de su existencia, en un mundo casi virtual, abismalmente alejado de la realidad del pueblo, una actitud que se observa igualmente en la vida de las élites que permanecen en esa situación.

Nuestro mundo político no es en absoluto ajeno a esta situación de desapego o desconocimiento. Un diputado, cuyo nombre no vale la pena aludir, mientras se encontraba hablando sobre la clase media, aseguró que para algunos, los parlamentarios son millonarios, cuando, “respecto a los verdaderamente millonarios somos casi indigentes”, como era de esperar las redes sociales respondieron con rapidez y dureza, lo que no pareció incomodarlo demasiado.

Más recientemente aún, el ministro de Economía ante el alza de la tarifa del metro y las protestas de los usuarios, trabajadores que se desplazan obligadamente por ese medio, propuso que estos se levantaran más temprano, para hacer uso de tarifas más económicas, dando muestra de una manifiesta ausencia de empatía, puesta de relieve además por actores de la oposición, con techo de parecida fragilidad.

La sugerencia resulta descomedida e insensible, ya que muchas personas, especialmente en Santiago ocupan una parte considerable de su jornada en desplazarse hacia sus puestos de trabajo, que según la publicación “Análisis de un tiempo perdido”, del Centro de Estudios Públicos, en abril del año pasado, tiene un promedio de 66 minutos, es decir con personas que pueden emplear tres o cuatro horas diarias en movilizarse, lo cual les obliga a madrugar, desde antes que el consejo del señor ministro.

Hace algunos años, la entonces vicepresidenta de la Junta Nacional de Jardines Infantiles calificó como “reguleque” el sueldo asignado a ese cargo, según el sitio web de Gobierno Transparente, de 3.729.923 pesos. Un contraste bastante notable con la situación de las remuneraciones en el país. Según la información del INE la mitad de los trabajadores en Chile recibe un sueldo igual o inferior a $400.000 al mes.

En mayo del presente año, un estudio realizado por la empresa DNA Human Capital, buscó la opinión de diferentes trabajadores para evaluar diferentes aspectos de sus empleadores, el 65% de los encuestados en empresas nacionales señaló que la mayor falla de sus líderes es la falta de empatía. Una falencia que en estudios similares en Colombia y Perú se observó significativamente más baja, del orden de 22% y 18% respectivamente.

La clase política parece haber perdido capacidad de empatía con vastos sectores sociales, por insensibilidad de los problemas del ciudadano común, como resultado, se ha vuelto imposible para ella comprender, y mucho menos controlar, lo que ocurre en la sociedad y continúa privilegiando sus agendas de corto plazo, en vez de focalizarse en los temas estratégicos que de verdad importan.

Hay, sin embargo, otro factor alienante, el uso descuidado del lenguaje, la frase que en al ánimo de ser ingeniosa o impactante, ofende y agravia, un factor que banaliza nuestra democracia y falta el respeto a la ciudadanía.

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