Editorial

El cuidado de la integridad física de los adultos mayores

Por: Editorial Diario Concepción 05 de Octubre 2019
Fotografía: Pexels

Las cifras correspondientes a la expectativa de vida de los chilenos no dejan de sorprender, primero, por lo relativamente reciente de este fenómeno y, en segundo lugar, por los cambios que esta situación impone a la sociedad en su conjunto y al Estado, en particular, más la necesidad, cada vez más urgente, de hacer una severa revisión de las políticas públicas relativas a los adultos mayores.

Según el estudio “Conocimiento e Investigación en Personas Mayores” (Cipem), realizado por la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo y Caja Los Héroes, la población chilena, desde la década de los ochenta hasta el año 2017, ha aumentado de 26,9 a 35,8 años su edad promedio, situándose como la población más envejecida de América Latina, junto a Cuba.

A pesar de las políticas adoptadas a lo largo de los años por diferentes gobiernos para enfrentar las diversas necesidades de este creciente colectivo – razón por la cual nuestro país muestra la mayor esperanza de vida saludable de Sudamérica-, la investigación aludida también dejó en evidencia que, pese a esa situación alentadora, las personas de la tercera edad tienden a padecer ciertas patologías comunes. Dentro de ellas, se encuentran las que tienen relación con el proceso degenerativo de la edad, como la artrosis y la hipertensión, entre otras.

Es necesario señalar, sin embargo, que hay otros problemas, de magnitud subestimada, que son más habituales de lo aparente y que, por no causar mayor preocupación, pueden complicar extraordinariamente la vida de las personas de edad avanzada, como la frecuencia de caídas y resultantes traumatismos, con consecuencias a veces graves y prolongadas.

Este tipo de accidentes está estrechamente relacionado con la disminución de la capacidad visual y el compromiso neurológico en términos de equilibrio. Para los especialistas, esto se debe a que los ancianos no son capaces de recibir la información de forma adecuada, presentando problemas con la disminución de la velocidad de respuesta del tono muscular, del equilibrio y de la fuerza, limitaciones que aumentan de modo significativo el riesgo de eventos traumáticos con fracturas asociadas.

La consecuencias de las caídas suelen ser importantes, debido a la relativa fragilidad del tejido óseo de las personas mayores. Las fracturas más frecuentes, en general, son las de cadera y los aplastamientos vertebrales, los cuales tienen una morbilidad alta en los pacientes mayores. En razón de lo anterior, se hace necesario prestar a este problema una atención especial, empezando por la implementación de medidas preventivas, como puede ser el examen de densitometría ósea, que determina la composición mineral del hueso, que de ser insuficiente incide directamente en el riesgo potencial de fractura y su gravedad, tanto como las posibilidades de su recuperación.

De acuerdo al Manual de Prevención de Caídas del Adulto Mayor del Ministerio de Salud, un 75% de las caídas de los ancianos se producen en el hogar, por tanto, cada familia debe estar consciente del grado de seguridad de ese entorno; alfombras en mal estado, mala iluminación, cables eléctricos y objetos en el suelo, desniveles poco visibles, entre otros, son situaciones que deben ser observadas para disminuir esas eventualidades. Es en ese ámbito donde debe actuarse con mayor consciencia; el de la prevención y cuidado del adulto mayor en el lugar donde reside.

Etiquetas