Editorial

La dañosa resistencia a las campañas de vacunación

Por: Editorial Diario Concepción 03 de Octubre 2019
Fotografía: Rodrigo Sáenz | Agencia UNO

La desconfianza parece haber obtenido una plaza estable en las sociedades, lo cual, bien mirado, era de esperar, dada la incesante cascada de información falseada, distorsionada o sencillamente mentirosa y malintencionada, a lo cual se añade el mayor acceso al descubrimiento de prácticas impropias o delictivas de figuras relevantes de la comunidad, la empresa y la política, lo que para la ciudadanía en general da cuenta de una disminución notable de las reservas morales.

Así, los esfuerzos de los países por asegurar lo más posible la salud pública han visto disminuir su eficiencia, por desconfianza en una de las herramientas más poderosas del control y erradicación de enfermedades; las vacunas.

El origen de esta situación se remonta a una publicación de 1998 de la prestigiosa revista The Lancet, que relacionaba la vacuna SRP (sarampiónrubéola-paperas) con el autismo. Sin embargo, quedó en evidencia que su autor, el británico Andrew Wakefield, había falsificado los resultados y no había tal riesgo. En enero de 2010, un tribunal del colegio médico británico halló probadas 32 acusaciones, entre ellas, fraude y abuso de niños con discapacidad de desarrollo. The Lancet se retractó de forma inmediata del artículo que había publicado, señalando que los datos habían sido falsificados. Wakefield fue excluido del registro médico en mayo de ese mismo año y se le revocó la licencia para ejercer la medicina en el Reino Unido. Aun así, la teoría continúa propagándose gracias a las redes sociales.

La desconfianza puede estar motivada también por motivos religiosos. No hace mucho, el Estado de Nueva York, confrontado al resurgimiento del sarampión en zonas con población judía ortodoxa, acordó suprimir las exenciones religiosas que los padres podían invocar para sortear las vacunas obligatorias en las escuelas. De parecida manera, en Afganistán y Pakistán, la vacuna contra la polio es objeto de ataque de los talibanes y algunos líderes religiosos, según ellos, las vacunas son una conspiración occidental para esterilizar a los niños musulmanes o para menoscabar su fe en el islam.

Lamentablemente, esa desconfianza y las falsas informaciones que circulan en las redes sociales, sumadas a las deficiencias de los sistemas sanitarios en los países pobres, han resultado en estancamiento de la cobertura mundial de vacunación y del recrudecimiento de enfermedades como el sarampión, según el informe anual publicado en julio por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef).

En cifras duras, durante 2018, 19,4 millones de niños menores de un año no recibieron la vacuna de base contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP) o contra el sarampión, por tanto son susceptibles a contraer esas enfermedades y transformarse en nuevos e importantes vectores de propagación de patologías que estaban controladas o en vías de erradicación, haciendo algunos territorios del planeta menos seguros.

Según la OMS, el rechazo hacia las vacunas es una de las 10 amenazas para la salud mundial, junto a, entre otras, la contaminación, el ébola y el virus del sida, lo que obliga a fuertes campañas educativas, que deben incluir a las sociedades más desarrolladas, ya que la desconfianza es una tendencia transversal que puede paralizar muchos avances e instalar un nuevo panorama desfavorable para la salud de las poblaciones.

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