Editorial

La necesidad de recuperar el respeto mutuo

El 37 por ciento de los chilenos declara hoy haber sufrido alguna vez acoso escolar o bullying, según los resultados de un estudio de la encuestadora Cadem, de reciente publicación.

Por: Editorial Diario Concepción 26 de Septiembre 2019
Fotografía: Pixabay

Bien puede ser una de las características idiosincráticas más negativas de nuestros connacionales; la tendencia a poner más atención en la mitad vacía del vaso, o que, en parte es algo más de lo mismo, se busque el lado débil del prójimo, más que en sus siempre posibles capacidades y potenciales, la alta frecuencia del prejuicio negativo y descalificador, aun en casos que este haya tenido evidente éxito, al cual se le resta sistemáticamente el mérito.

Esa actitud puede reflejarse igualmente en el matonaje escolar, el ensañamiento con aquel que parece más débil, o más educado y respetuoso. Así, puede explicarse la magnitud de las malas cifras: el 37 por ciento de los chilenos declara hoy haber sufrido alguna vez acoso escolar o bullying, según los resultados de un estudio de la encuestadora Cadem, de reciente publicación.

Si esta última proporción parece elevada, lo es más aún aquella que representa la situación de los menores de 35 años, grupo en el cual el 43 por ciento declara haber sido maltratado por sus compañeros de escuela, una información particularmente relevante, porque cruza horizontalmente varios grupos etarios, ya que la encuesta se realizó por separado con personas de la denominada generación Z , que ahora tienen entre 13 y 21 años, Millennials, de edades actuales entre 22 y 35 años, X, entre 36 y 51 años, y Baby boomers que ahora tienen entre 52 y 71 años. El fenómeno del bullying ha sido experimentado por todos ellos, aunque el número aumenta entre los menores. Para los encuestadores, ello significa que de cada 10 jóvenes, seis o siete afrontaron esas situaciones en total soledad, sin pedir ayuda.

A estos hechos, se suma la discriminación, según datos obtenidos en el Simce de 2017, cuatro de cada 10 alumnos han sufrido algún tipo de discriminación en el colegio, por sus características físicas y rasgos de personalidad, su forma de vestir o su ritmo de aprendizaje, que resultan ser las más frecuentes causas de bullying. De acuerdo a las respuestas que entregaron los mismos estudiantes en la prueba Simce, 94.948 alumnos de 4° Básico, 42%; 96.949 alumnos de 8° Básico, 45%; y 77.980 jóvenes de 2° Medio, 39%, sufrieron algún tipo de discriminación en ese año.

Todo esto en medio de la vigencia de una ley que define en detalle y en términos absolutamente explícitos que se entiende por acoso escolar, descrito como todo acto de agresión u hostigamiento reiterado, realizado por estudiantes que atenten en contra de otro estudiante, valiéndose de una situación de superioridad o de indefensión de la víctima. Del mismo modo, la ley identifica a los responsables de prevenir que esto ocurra y a los que considera como eventuales autores, incluyendo a compañeros o a cualquier miembro de comunidad educativa.

Tiene que cesar la tolerancia, la indiferencia o la negligencia relativa a la ocurrencia de estos hechos, probadamente lesivos para el desarrollo de los niños y jóvenes, no infrecuentemente secuelados por el resto de sus vidas y marcados por formas inaceptables de conducta hacia los demás. Es muy posible que en esos largos capítulos se encuentren las raíces de la violencia, del desprecio por los otros y la pérdida del respeto al derecho de los demás y de la importancia de la sana convivencia ciudadana, hay información suficiente como para tomar la decisión convencida de eliminar estas formas de actuar de una vez por todas.

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