Editorial

Las conductas que perpetúan los accidentes de tránsito

Hay factores humanos fuertemente involucrados, el perfil agresivo de muchos conductores, además de la posibilidad de conducir bajo el efecto de substancias, más el factor de uso irresponsable de celulares.

Por: Editorial Diario Concepción 20 de Septiembre 2019
Fotografía: Contexto | ICE Bío Bío | Twitter

A pesar de leyes especiales y normas más restrictivas, sumadas se supone para propósitos de sinergia, con extensas y amplias campañas de educación para evitar accidentes del tránsito, hay una variable que no parece disminuir, sino muy por el contrario; la agresividad y básico irrespeto de los conductores por la vida de los demás y sin pensar, por la vida propia.

Durante 2018, se registraron 89.311 siniestros de tránsito donde hubo 1.507 fallecidos, cifra que tuvo un aumento de 1,6% con respecto a lo informado el año 2017. El secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset), plantea que el crecimiento de los accidentes “se debe principalmente al aumento sostenido en los últimos años de la venta de vehículos nuevos”, señalando que el año pasado se vendieron más de 400 mil.

Las estadísticas de Conaset muestran que las muertes se debieron principalmente a las siguientes situaciones; pérdida de control del vehículo, 280 casos y en orden descendente, 150 casos y menos; conducir no atento a las condiciones de tránsito, peatón que cruza sin precaución, conducción en estado de ebriedad, y la velocidad no razonable ni prudente. En opinión fundada de la Comisión, es la consecuencia de la baja fiscalización de las rutas, donde sólo el 7 % de los infractores es controlado; al consumo de alcohol y a los excesos de velocidad.

Además de resultados fatales, hay otros como lesiones graves y mutilaciones, que representan un costo altísimo en los sistemas de salud del país y una pérdida irreparable de capacidades para los afectados, que tienen que someterse a largos años de recuperación o rehabilitación.

Por eso mismo, es que no se puede dejar pasar situaciones que a la vista de todos ponen de luto cotidianamente a alguna familia chilena. En años pasados, se argüía que debido a la carencia de una adecuada educación vial, más el insuficiente mantenimiento de las carreteras y la falta de sanciones ejemplares, había en Chile un elevado número de muertes en accidentes de tránsito, lo que le ubicaba como el segundo país de la Ocde con más víctimas mortales por accidentes de tránsito.

Se puede considerar que los estándares actuales de las carreteras son relativamente altos en la mayoría de las grandes rutas nacionales, por tanto, hay factores humanos fuertemente involucrados, el perfil agresivo de muchos conductores, además de la posibilidad de conducir bajo el efecto de substancias, más el factor de uso irresponsable de celulares, el 68% de los conductores declara responder llamadas, 61% chatea, 6 de cada 10, hace algo con ese dispositivo.

Para los especialistas en seguridad vial, no hay nada misterioso en esta situación, es la consecuencia de la falta de una efectiva política pública, con resultado de un número considerable de personas fallecidas que se mantiene en los niveles similares de hace 20 años, según los técnicos, no hay metas, no hay plazos, no hay responsabilidades.

Los medios informan rutinariamente de accidentes descritos como menores, en carreteras y calles urbanas, colisiones como resultado de prepotencia , impaciencia, o violencia pura y simple, ante cualquier percance, sobre todo en condiciones de alta densidad de vehículos en horas punta.

Ante una situación como esta hay educación pendiente, falta amistad ciudadana, cuidado hacia el otro. No es fácil, pero no se puede abandonar como objetivo.

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