Editorial

Robustecimiento y proyección de la marca Bío Bío

La definición de marca involucra mucho más que un nombre, o un símbolo, al requerir un soporte, la evidencia de contenido en ese nombre, que sin tenerlo, es letra muerta o frase publicitaria, cuyo valor es necesario verificar.

Por: Editorial Diario Concepción 15 de Septiembre 2019
Fotografía: Raphael Sierra P.

Puede que haya sido solo un conversatorio más, de otras muchas iniciativas con similar propósito; buscar el valor de nuestra región para el país y el mundo. Pero también puede ser parte de la puesta en marcha de una nueva dinámica de convencimiento en la oportunidad de crecer y de la convicción relativa a los recursos y proyecciones de una región que por largos años ha estado en la búsqueda de sus rutas de progreso.

La introducción, al mismo tiempo realista y razonablemente escéptica de Mauro Mosciatti, un conocido comunicador, puso en el centro del debate el concepto mismo de marca, una advertencia necesaria para orientar el sentido de este encuentro, la definición de marca, que involucra mucho más que un nombre, o un símbolo, al requerir un soporte, la evidencia de contenido en ese nombre, que sin tenerlo, es letra muerta o frase publicitaria cuyo valor es necesario verificar. Por eso, la construcción de una marca demanda un proceso largo y complejo que le de respaldo, la proverbial comparación de la marca como la punta del iceberg no resulta apropiada, ya que en ésta la proporción de lo que subyace es sustantivamente mayor.

En primer lugar, hay que apropiarse del concepto de la región que somos, su favorable ubicación; en el centro del país, limitando al norte con la Región de Ñuble, recién escindida, al este con Argentina, al sur con la Región de La Araucanía y al oeste con el océano Pacífico, una descripción geográfica que permite, aun con una reflexión superficial, intuir las oportunidades que existen para el turismo, el comercio, la industria y el intercambio nacional e internacional.

La convocatoria, bastante numerosa, incluyó importantes actores regionales, cuyas diversas ópticas permiten hacer una evaluación preliminar de aspectos operantes en la creación de la marca, sectores emblemáticos; el salto del Laja, la desembocadura del Bío Bío y el río mismo, uno de los más importantes de Chile por su ubicación geográfica, el más ancho, el segundo en extensión y el primer cauce de la tercera hoya hidrográfica del país. Un largo listado que incluye, el Huáscar, el Chiflón del Diablo, entre muchas otras atracciones que tienen en común su administración independiente y por lo mismo, descoordinado.

Emerge igualmente la necesidad de avanzar en infraestructura si se quiere avanzar en turismo de alta gama, evitar que las descripciones grandilocuentes sean otra forma de publicidad engañosa, sobre todo cuando en realidad la naturaleza de la Región es Insólita y maravillosa, por su diversidad, la mezcla entre lo urbano y lo rural, con destinos de mar, campo y cordillera, que muestra lo mejor de nuestra naturaleza en un ambiente de cultura, tradición e historia.

Se ha descrito, en suma, la riqueza de oportunidades, que observadas bajo el criterio de las factibilidades dejan por discutir de qué manera estas pueden ser utilizadas para el crecimiento de la región, cómo se establecen los puentes necesarios entre los diferentes sectores para conformar una masa crítica de agentes responsables de materializar iniciativas y modelos de negocio de un modo coherente, con selección de prioridades y compromisos de avance y desempeño.

Al relato de la Región, su historia, cultura y recursos, debe sumarse la unidad y continuidad de propósitos, de lo contrario estas reuniones serán solo un reiterado ejercicio de catarsis.

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