Editorial

La persistente realidad de la obesidad infantil

Los niños chilenos tienen sobrepeso u obesidad, casi el doble que el promedio de países desarrollados. Según la Junaeb, 27,7% de los estudiantes de quinto básico en Chile son obesos.

Por: Editorial Diario Concepción 23 de Agosto 2019
Fotografía: Referencial

Nuestro país ha liderado las iniciativas regionales para educar a la población sobre el contenido de los productos alimenticios, mediante la ley 20.060 de Etiquetado de Alimentos, la cual está vigente desde 2016, su propósito es informar, al menos, los contenidos de energía, azúcares, sodio y grasas saturadas y otros que el Minsal considere incluir a la luz de la evidencia, cuyos altos índices representan riesgo para la salud.

Por estar especialmente dirigida a la salud infantil, prohibe que los alimentos etiquetados sean expendidos, comercializados, promocionados y publicitados en los establecimientos de educación parvularia, básica y media. A tres años de su implementación, ha entrado en vigencia la tercera etapa de la iniciativa, elevando los estándares de exigencias en lo relativo a límites recomendables de consumo de los componentes de los alimentos objeto de la ley, como así mismo incorporar en la reglamentación a los pequeños productores de alimentos.

Con todo, el cuadro de malos hábitos alimentarios parece inalterado en una proporción mayoritaria de la población, de tal manera que cerca del 70% de los mayores de 15 años sufre de obesidad. Más gravemente, según el estudio Mapa Nutricional 2018, que evaluó a estudiantes de prekínder, kínder, primero y quinto básico, además de primero medio, sólo en este último curso, hubo disminución del nivel de obesidad y el quinto básico fue el que presentó los mayores niveles de sobrepeso.

Según los expertos, la razón de estas cifras está en la mala calidad de la alimentación: “la Ley de Etiquetado ha ayudado a disminuir el consumo de azúcar y grasa. A pesar de eso, estamos comiendo mal, falta educar a los padres y a los niños”.

Es también es evidente que hay otros factores, además de los educacionales, hay de por medio poderosos factores relacionados con costos, más la existencia de determinados y no menos potentes factores culturales y valóricos, que explican una fuerte estratificación en las preferencias de los consumidores, con clara asociación socioeconómica. A título de ejemplo, la falta de tiempo hace que se prefiera comida chatarra, que se cocine lo más rápido, fácil y barato posible, y eso lleva a comidas altamente calóricas y de mala calidad, visto así, la presencia de la obesidad puede ser otra de las tantas caras de la pobreza.

Los niños chilenos tienen sobrepeso u obesidad, casi el doble que el promedio de países desarrollados. Según la Junaeb, 27,7% de los estudiantes de quinto básico en Chile son obesos, de acuerdo a los datos más recientes, una situación preocupante, porque allí se origina, en gran medida, la obesidad de los adultos y con ella la larga serie de patologías graves. Según la OMS, sólo en 2017, la humanidad perdió 150 millones de años de calidad de vida debido a la obesidad y sus consecuencias.

La clave de prevenir la obesidad en niños es que de ese modo se salva vidas. Para las estadísticas de la OMS, cerca de 80% de las enfermedades asociadas a problemas cardiovasculares podría evitarse si se previene la obesidad, se cambian los hábitos sedentarios y se trabaja en una alimentación saludable.

Estas conductas tienen fuertes determinantes económico-culturales y de hábito, extremadamente difíciles de modificar, pero, teniendo a la vista los resultados de una alimentación inadecuada, no por eso habría que declararlas fuera de nuestra capacidad de cambio.

Etiquetas