Editorial

Problemas pendientes en la alimentación de los chilenos

Casi cuatro millones de adultos padecen obesidad en Chile, la segunda tasa más alta a nivel latinoamericano. En fuerte contraste, 600 mil personas se encuentran dentro del espectro grave de inseguridad alimentaria.

Por: Editorial Diario Concepción 23 de Julio 2019
Fotografía: REFERENCIAL

Nuestro país tiene buenas iniciativas, en algunos casos observadas con interés en otras latitudes o adoptadas por sus características positivas.  Así ha ocurrido con los sellos en algunos alimentos para informar de niveles altos de componentes riesgosos para la salud, que han servido para orientar y, limitadamente, para restringir su consumo.

Sin embargo, los indicadores sobre nutrición de los chilenos siguen siendo alarmantes, la FAO (Food and Agriculture Organization), originalmente  un organismo especializado de la ONU para dirigir las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre, afirma que casi cuatro millones de adultos padecen obesidad en Chile y que tenemos la segunda tasa más alta a nivel latinoamericano, particularmente en el caso de los mayores de 18 años. La primera tasa más alta corresponde a Uruguay. En cifras gruesas, en nuestro país hay 3,9 millones los adultos que padecen obesidad. En cuanto a los niños, se informa que el 9,3% de los menores de cinco años presentan sobrepeso, tasa que sólo es superada por Bolivia con 10,1% y Uruguay con 12,4%.

Por otra parte, y en fuerte contraste, el informe también señala que 600 mil personas se encuentran dentro del espectro grave de inseguridad alimentaria. Bajo el denominador “Estado de la inseguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, se indica que  2,5 millones de chilenos se encuentran en la escala moderada de inseguridad alimentaria, lo que corresponde  al 13,6%. La inseguridad alimentaria significa que las personas no tienen acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes, esto no quiere decir, necesariamente, que las personas padezcan hambre, pero si ingresan al grupo de mayor riesgo de padecer varias formas de malnutrición y mala salud.

Es justamente este último factor el que resulta de mayor impacto, no la estética, que suele motivar dietas o condicionamiento físico, sino la salud y las consecuencias del deterioro causado por la obesidad, de esa manera, los malos hábitos de alimentación y las alteraciones del estado nutricional, inciden en el gasto en salud pública y la morbimortalidad en Chile, cuya implicancia es reconocida en las enfermedades del sistema circulatorio, cáncer y en toda afección metabólica u orgánica que requiera modificación dietética, diabetes como ejemplo de alta frecuencia.

Una columna de este medio, desde la Escuela de Nutrición y Dietética Universidad Andrés Bello, acierta en señalar algunas realidades nacionales insatisfactorias en cuanto  ofrecer alternativas de cambio que pasan necesariamente por un esfuerzo en prevención, tanto como en tratamiento, entre esas, el aparente desconocimiento de  la profesión de nutricionistas y el rol de la dieta en este cuadro, al observar el sostenido déficit de estos profesionales en los servicios de salud y en la ausencia de su rol en guías clínicas ministeriales.

Garantizar la alimentación adecuada de la población es uno de los modos de cumplir con el mandato constitucional del Estado de estar al servicio de la persona humana, en lo que a salud respecta, buscar los medios para asegurarla y protegerla, específicamente frente a la obesidad hay medidas conocidas y probadas. Con las cifras que describen la magnitud de este problema en nuestro país, parece haber llegado el punto crítico para transformar los discursos y seminarios en acciones concretas y efectivas.

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