Es posible extraer a lo menos tres conclusiones mayoritarias y frecuentes en la opinión de los trabajadores chilenos. Una, es que esperan de las empresas un comportamiento con altos estándares éticos, al igual que de las personas que las rodean.
Ante realidades cambiantes y una rápida muda de opinión de la opinión pública, que no se demora en reaccionar ante el continuo fluir de novedades, se ha instalado el procedimiento de monitorear continua y frecuentemente el comportamiento de las instituciones, personas o políticas, todo lo que normalmente evoluciona. El término actual es barómetro, una analogía climática que resulta bastante elocuente.
Así, la primera edición del Barómetro de Confianza Empresarial 2018 de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), revela situaciones que se han descrito de manera más bien coloquial y que ahora empiezan a transformarse en un indispensable insumo para el posicionamiento de las empresas e instituciones, de cualquier tamaño, ya que el foco común son las personas y estas demandan de las empresas altos estándares éticos.
Es conveniente informar que esta investigación multidimensional incluyó un estudio antropológico realizado por una consultora extranjera en terreno, en Santiago y regiones, más una encuesta presencial aplicada por la consultora Cadem -1.065 casos en las 15 regiones del país- y análisis de big data en redes sociales, sobre más de 300.000 comentarios en Facebook y Twitter.
Es posible extraer a lo menos tres conclusiones mayoritarias y frecuentes en la opinión de los trabajadores chilenos; en primer lugar, esperan de las empresas un comportamiento con altos estándares éticos, al igual que de las personas que las rodean, no sólo proveer empleos de calidad y bienes y servicios de manera eficiente, en segundo lugar, se aprecia que existen altos niveles de confianza en la empresa en la cual trabajan, más que en “otras empresas”. Las cifras son satisfactorias; el 75% de las personas