Editorial

La muy esperada movilidad social chilena

Por: Editorial Diario Concepción 20 de Octubre 2018
Fotografía: Archivo | Diario Concepción

Nuestra realidad indica que el foco de sociedad contemporánea, a lo menos en Chile, está puesto en los asuntos prácticos; los bienes materiales. La economía se establece como el pilar sin el cual no puede sostenerse el progreso de la sociedad, lo cual es básicamente cierto, debe ser por eso que se esgrimen con frecuencia los argumentos de las cifras, aquellas que demuestran el estado de la situación, con curvas que varían a cada minuto, reflejando la extrema labilidad de esos indicadores y la responsabilidad con la que nos debemos mover en este mundo de sorpresivas variables.

Los titulares suelen reflejar esta situación, los datos de la macroeconomía y las dinámicas globales que las determinan, han llegado a ser un tema frecuente en el ambiente del ciudadano común, tratando de intuir cómo las cifras enormes se podrían reflejar en sus propias pequeñas cifras, el impacto de los desplazamientos masivos en sus cuentas personales.

Las noticias han sido esperanzadoras en los últimos meses, en un reciente informe de la Ocde.  Al comparar los ingresos de los hijos respecto a sus padres, se observa que en nuestro país la probabilidad que el hijo de un padre de menores ingresos se mantenga en el mismo nivel es comparativamente baja  y que la posibilidad que ascienda al cuartil de mayores ingresos del país es comparativamente alta. En otros términos, una persona que se ubica en el 20% de menores ingresos tiene una probabilidad alta de salir de ahí en comparación con lo que ocurre en el resto de los países de la Ocde y en efecto, el informe muestra que Chile encabeza la lista de aquellos con la mayor probabilidad de que un hijo llegue más lejos que su padre.

A mayor abundamiento, se concluye que Chile va en la trayectoria correcta para convertirse en el primer país de la región en alcanzar los US$30 mil per cápita en 2022, una posibilidad que dejaría en el camino, a la misma fecha,  a países como Uruguay que tendría para entonces una cifra de USP$28.133, Argentina y Brasil, con  un per cápita de  US$22.621 y  US$18.539, respectivamente, y Bolivia relegada al último lugar regional con aproximadamente US$9.300.

Puede que la ciudadanía no logre estar del todo satisfecha con estos números, ya que persisten las dudas con respecto a la esclavitud del promedio, que logra enmascarar personas que quedan muy por debajo de ese nivel de ingresos y, por otra parte, comprender que el primer mundo no se caracteriza solamente por dinero,  sino que exhibe una serie de otros indicadores que dan cuenta del progreso simétrico de los colectivos humanos de un modo más pleno, en cuanto a las numerosas variables que determinan la calidad de vida.

En la tradicional otra mitad del vaso, el  ex presidente de la Comisión Nacional de Productividad  subrayó que “más allá de este avance en la movilidad social, Chile sigue con un problema de desigualdad importante, y con resultados mucho mayores que los países de la OCDE”, un comentario que corresponde a la realidad, pero que no menciona la posición del referente  y el nivel de las realidades con las cuales nuestro país se está comparando.

No vamos a llegar a las metas con propuestas ideológicas, como todos los que han logrado clasificar cono países desarrollados, vamos a llegar mediante el esfuerzo, el trabajo sostenido y la aplicación irrestricta de las herramientas de la democracia en la búsqueda de bien común.

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